Se ha dicho: “Entre Mi pueblo Yo habito”. No puede ser que el Creador, la fuerza superior, la
Luz que llena a Maljut
del Infinito, tratara a alguna de sus partes separadamente.
Porque el sistema ha sido creado como una entidad común y sólo en su totalidad
reina la luz.
E
incluso en todos los grados del descenso de los mundos, Partzufim y Sefirot de
arriba abajo, en cualquier caso el sistema queda entero, perfecto y solamente
disminuye la medida de la conexión entre sus partes. Y por eso hablamos del
descenso de los mundos: la disminución de la medida de conexión
entre las partes del sistema común. Pero la cantidad de las partes siempre se
queda constante.
Mientras
se queda, aunque mínima, la conexión entre ellos, o sea, el otorgamiento mutuo,
todavía se encuentran en lo espiritual. Pero en cuando su otorgamiento cesa, y
ya no están conectados entre sí como un hombre con un, aunque pequeño, corazón,
este sistema enseguida se encuentra en este mundo.
Y
entonces el Creador ya no reina en ella, sólo ilumina de lejos con la Luz
Circundante para despertarnos de este estado roto, devolvernos a la unión.
(Reflexión diaria, laitman.es)
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