El palacio del rey es interno y no exterior a nosotros.
No nos agrada la idea de convertir nuestro corazón en el palacio del rey porque eso implica que debemos realizar cambios en nosotros mismos, transitar por diferentes estados, aceptar nuevas normas. Conviene pensar en este tema, el propio pensamiento es suficiente.
(Consejo diario para el que está en el camino, kabbalah.info/es)
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