Cuando accedo a la lectura en el Libro del Zohar, tengo que
hacerlo desde mi unión con todos – con todo el mundo, con toda la realidad. Todo
está dentro de mí, y no hay nada más que yo y el Creador.
¿Cómo puedo incluir a todos dentro de mí?
Sintiéndolos como míos. ¿Qué significa “como míos”? Por medio del amor hacia
ellos. Pero aun sin usar la palabra “Amor”, tengo que acceder al texto desde mi
“punto”, desde la comprensión que el individuo es un mundo pequeño y que todo
el mundo está dentro de mí.
Yo estoy frente a la Luz Superior, frente al
Creador, con todas las cualidades y discernimientos, con todo lo que hay en mí,
y no me imagino nada fuera de mí. No hay historia, ni geografía, ni universo.
No hay nada. Sólo yo, el Creador y el “Masaj” (la “pantalla”) que se encuentra
entre nosotros; es decir, un sistema de relaciones que yo debo construir con
Él.
(Reflexión diaria, kabbalah.info/es)
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