La persona tiene la ilusión que el Mundo Superior se encuentra arriba y
separado de este mundo, y como resultado de eso estudia la sabiduría de la
Cabalá de forma personal y no tiene impulso en conectarse con los demás. Desde
esa imagen nosotros comenzamos porque somos egoístas. Y después de años, como
efecto de la Luz que reforma, despiertan en la persona la comprensión y la
necesidad de conectarse con el grupo, y que allí dentro del grupo encuentre al
mundo espiritual.
Es una conmoción muy grande en la esencia del hombre – este comienza a comprender que el mundo espiritual no se halla en algún lugar allá al lado de la luna sino en el contacto entre los seres humanos – en una posición totalmente anti-egoísta, y entonces él debe aumentar y agudizar ese punto. Y en la próxima etapa el individuo comprende que él, el grupo y toda la humanidad tienen que conectarse para asemejarse al Creador.
Es una conmoción muy grande en la esencia del hombre – este comienza a comprender que el mundo espiritual no se halla en algún lugar allá al lado de la luna sino en el contacto entre los seres humanos – en una posición totalmente anti-egoísta, y entonces él debe aumentar y agudizar ese punto. Y en la próxima etapa el individuo comprende que él, el grupo y toda la humanidad tienen que conectarse para asemejarse al Creador.
(Reflexión diaria, kabbalah.info/es)
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