Necesitamos tratar de imaginar que toda la realidad
está dentro de una persona y que la Torá nos habla de él. Así, mientras el
avance tiene lugar dentro de un deseo, un hombre, comenzando desde el preciso
momento en que comienza a conocerse hasta que se anexa al Creador, al
camino que lleva a la revelación de la fuerza superior. En el camino, pasa por
todo tipo de estados. Él necesita tratar de categorizar esos estados,
definirlos como “Babilonia”, Canaan”, los niveles de “Abraham”, “Isaac”, y
“Jacob”, la entrada a Egipto, y la esclavitud en Egipto.
Todo esto sucede dentro del deseo de uno, dentro de un
hombre, y sólo cambia la actitud de los estados en los cuales él se encuentra.
Él comienza en el nivel de Jacob en el cual comienza a descubrir la inclinación
al mal, el trabajo de la “línea izquierda”. En contra de esta, él comienza a
trabajar con la “línea derecha”.
Esto significa que la preparación hecha desde Arriba
que es llamada “padres” ha terminado, y el periodo de los “hijos” comienza
cuando la persona comienza a desarrollarse. Él se familiariza con su ego cada
vez más hasta que llega a la sensación y el reconocimiento de que está
esclavizado al ego.
(Reflexión diaria, laitman.es)
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