Este
es el problema, porque el idioma de la Cabalá es muy exacto, lógico y
científico, y existe el peligro que el individuo sea arrastrado por él.
Especialmente en nuestros tiempos, cuando el egoísmo está desarrollado en un
alto nivel y su desarrollo pasa por el intelecto. El hombre moderno tiene la
tendencia de buscar una explicación científica en el intelecto material en vez
de sentir el Superior en los deseos corregidos.
Resulta
que cuando la persona recibe una explicación, es absorbida hacia dentro de la Klipá
(cascara). Si recibe todo en forma intelectual y pura y comienza a darle
explicaciones a lo que ocurre, sin conectarlo con la corrección de sus
sentimientos, no anhelará el logro espiritual y se contentará con explicaciones
a nivel del intelecto material, y esto frenará su desarrollo espiritual.
Aparte, confundirá a aquellas personas que no entiendan que detrás de sus
lindas palabras no hay ningún logro espiritual, sino únicamente conocimientos
teóricos.
Por
eso es que mi maestro, el Rabash (Rabí Baruj Ashlag), conducía sus lecciones de
tal manera que los alumnos salían confundidos y sin ninguna comprensión.
Ellos no anhelaban adquirir únicamente conocimientos sino que esperaban:
¡¿cuándo podrán sentir ya el material leído?!
Hay
también otro enfoque del estudio de la sabiduría de la Cabalá, en la que el
alumno se alegra después de la lección por haber adquirido algunos otros
conocimientos y por lograr conectarlo todo de linda manera a una sola imagen
del mundo.
Estas
son dos actitudes distintas completamente. Pero la vida lo pondrá todo en su
lugar: la crisis mundial, las agonías, los problemas, el desarrollo del
egoísmo, todos estos traerán eventualmente nuestro crecido interés en la
ciencia y la sabiduría. Los humanos serán más sabios, ya que – ¿qué beneficio
tiene la información teórica si no me da la solución a mis problemas? Yo
debo descubrir la espiritualidad y sentirla, y no construir teorías sobre lo
escrito en los libros.
Cuando
el intelecto crece a base del sentimiento como resultado del logro espiritual
–ese es el verdadero descubrimiento de la naturaleza, del Creador. Pero si aun
sigue creciendo a base del logro real, entonces se denomina: “su sabiduría es
mayor que sus actos”, y esto frena el desarrollo espiritual de la persona. Esta
se quedará en un estado en el que se hará intelectual en absoluta oscuridad,
sin sentir de que habla.
Por
lo tanto quiero advertirles a todos que se cuiden de no ser arrastrados por
interpretaciones ingeniosas, sino que anhelen y aspiren únicamente a la
corrección propia, al logro de la revelación verdadera.
PREGUNTA: ¿Qué puedo hacer
si estudio Cabalá empleando la lógica y la razón?
Rav Laitman: Yo solía hacer eso
hasta que comprendí que nunca alcanzaría nada en esta ciencia empleando mi
mente. Yo soy la clase de persona a la que le gusta estudiar, entender,
deshacer las cosas y volver a armarlas en mi mente y llegar al fondo del
problema. Siempre que veía a las personas “perdidas en sus emociones”,
sencillamente me reía de ellas.
Sin embargo, más adelante resultó que mi mente no me dejaba
entrar al mundo espiritual. Gradualmente llegué a entender que la
espiritualidad es el atributo de otorgamiento que requiere que yo cambie mis
sentimientos, deseos y actitud. Yo no acostumbraba evaluar la moralidad humana,
y siempre prefería la razón sólida y la lógica. Realmente me daba trabajo
estudiar Cabalá hasta que finalmente me desilusioné del enfoque racional y
comprendí que mi “cabeza” no tiene relación alguna con la espiritualidad.
Sin importar que tan profundos sean los estudios, nunca le darán
un pase de entrada al mundo espiritual. Es imposible entender la espiritualidad
con la mente. El camino al mundo espiritual pasa por los sentimientos y los
deseos, no por el intelecto. ¡Pero, yo me había pasado la vida entera
trabajando con la mente!
Hasta que la persona se desilusione totalmente de sus
convicciones, no será capaz de encontrar el camino al mundo oculto. Además,
nadie puede intervenir en el desarrollo espiritual de una persona. De otra
forma, repetiríamos la triste experiencia de la parte “progresista” de la
humanidad, que impone su cultura por la fuerza a las naciones “primitivas”
provocando en consecuencia su exterminio.
Me llevó mucho tiempo darme cuenta. Pero el lado positivo es que una vez
que me di cuenta pude imputar al deseo egoísta toda la fuerza de mi mente, toda
la obstinación de mi sentido común y el intelecto que había acumulado a través
de los años. Y eso realmente me ayudó porque justamente es el deseo de uno el
que necesita transformarse.
(Extractos de kabbalah.info/es y laitman.es)
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