El trabajo interior empieza cuando el hombre siente
que en cualquier lugar y en cualquier estado en el que se encuentre en sus
deseos o pensamientos, en todo está presente “el despertar desde Arriba”.
Entonces él debe unir su propia reacción a esta acción superior.
Antes que nada, él desea separarse a sí mismo de lo que
siente e intentar revelar precisamente lo que le envía el Creador: ¿por qué?,
¿para qué?, ¿qué quiere construir Él dentro del hombre de esa manera? El hombre
debe analizar todo lo que ocurre dentro de sí mismo para separar su reacción
natural, de la reacción que debe desarrollar dentro de sí mismo por encima de
la reacción natural.
Esta reacción que el hombre construye por encima de su
ser, por encima de la naturaleza, consta de su propia participación en lo
que ocurre y de otra mitad, él está obligado a ascender hacia el Creador,
sabiendo que no puede cumplirla por sí mismo. Pero él está alegre por
revelar esa parte en la que necesita la participación del Creador como un
socio, ¡como su Creador y su Salvador!
En este caso el hombre ve ante sí una meta clara,
entendiendo que debe alcanzar la unidad. Esto significa que el primer despertar
en el corazón y la mente del hombre causado por el Creador, ha llegado a
su realización correcta. El signo de la implementación correcta es el cambio de
la actitud del hombre con respecto a la actitud opuesta que tenía antes,
y su enorme alegría por esto, es decir, por su intento exitoso de elevarse por
encima de sí mismo.
Y todo este avance ocurrió gracias a la Fuerza
superior, que ahora se queda para siempre en el hombre en esta acción. Cada
acción nuestra, en cada instante, se realiza precisamente de este modo, si el
hombre la percibe correctamente.
(Reflexión diaria, De la lección diaria de
Cabalá, Escritos de Baal HaSulam)
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