Al ascender por los peldaños de la escalera
espiritual, la creación se vuelve digna de recibir el placer que es muchas
veces mayor al que sintió antes de descender a este mundo. Por otra parte, la
creación debe tener la fuerza y la oportunidad para actuar libremente entre dos
fuerzas opuestas, su propio egoísmo y el Creador y, después, elegir su camino
de manera independiente.
Para situar estas condiciones a disposición de la
creación, el Creador tiene que hacer lo siguiente:
- Distanciarse completamente de la creación,
- Proporcionarle la oportunidad de evolucionar y
alcanzar esta Existencia,
- Proporcionarle la oportunidad de una libre elección.
El Creador nos da esas condiciones gradualmente.
Inicialmente, la creación, sintiendo al Creador (llenada con la Luz) no es
independiente. Está totalmente subyugada por la Luz y la Luz le dicta sus
propias reglas y le transfiere sus cualidades. Con el fin de hacer que la
creación sea independiente del Creador, Él debe distanciarse completamente. En
otras palabras, la creación, liberándose de la Luz, gana la libertad de acción.
El acto de expulsión de la Luz del Kli (vasija) espiritual se
llama la Restricción.
La Torá comienza con las palabras
"al principio" (Bereshit), que es el inicio del proceso de
distanciamiento del Creador de su creación. La palabra Bereshit proviene
de las palabras "Bar" - "fuera". Es decir, que
relata la salida del Creador a una condición separada, entre el cielo y la
tierra. "En el principio Dios creó el cielo y la tierra". El cielo es
el Sefirá Bina con sus propiedades altruistas. La
Tierra es el Sefirá Maljut con sus propiedades
egoístas, terrenales. Nuestra alma se mantiene entre estas dos propiedades
opuestas, que proporcionan la base para todo el sistema de existencia.
La Torá comienza con el nacimiento de
la creación, el mundo Superior y la creación del hombre. No inicia con el final
de la creación. La función de la Torá es dar a las personas de
este mundo la instrucción sobre cómo elevarse a la altura del mejor estado, el
más perfecto. En su estado inicial, la creación (el alma oAdán), no está
corregida. Se debe corregir a sí misma y alcanzar el estado de "La
Corrección Final". Imagine que usted tiene una herramienta rota que
necesita para trabajar. Primero tiene que arreglarla, y sólo después usarla.
Por lo tanto, la Torá nos enseña cómo reparar este instrumento
roto: el alma que hemos recibido de lo Alto.
Durante la corrección, la persona existe entre dos
mundos: Superior e inferior. En el proceso de corrección, el alma obtiene las
habilidades, conocimientos y experiencia necesarios. Lo que es más importante,
la persona adquiere nuevas sensaciones y propiedades espirituales nuevas.
Cuando la persona corrige su alma por completo, adquiere propiedades que le
permiten existir en el Mundo Superior en toda su totalidad, en la eternidad,
paz y perfección.
Ni las fuentes cabalistas, ni la Torá describen
este estado especial. Es imposible describirlo, pues no hay analogía alguna a
ello en nuestro idioma. Sólo aquellos que pasan por todos los estados de la
corrección preliminar y llegan a la Corrección Final alcanzan este estado. Lo
que sea que esté más allá de la Corrección Final no está descrito en ninguna
parte. Aquí es exactamente donde residen "Los secretos de la Torá".
Sólo hay algunas pistas en libros tales como El Zohar y
el Talmud. Estos estados especiales, secretos, son llamados Maase
Merkava y Maase Bereshit. Pero son sólo pistas. En
realidad, estos estados - reinos espirituales - no pueden ser descritos en
palabras, porque nuestras palabras, letras, y términos se han tomado de nuestro
sistema de corrección y sólo son eficaces aquí. Somos totalmente ignorantes de
lo que existe más allá de nuestro sistema de corrección, y eso no puede ser
incorporado a un lenguaje humano y forzado en nuestro sistema de definiciones y
creencias.
"En el principio, Dios creó el cielo y la
tierra" se refiere a la realización de dos propiedades: el egoísmo y
altruismo. La propiedad egoísta de "la tierra" se corrige con la
ayuda de la propiedad altruista de "el cielo." El proceso de
corrección consiste en siete estados, llamados "siete días de la
creación". Naturalmente, este nombre es un nombre condicional. No tiene
nada que ver con los siete días en la tierra, ni se refiere al día y la noche o
la luz y las tinieblas en la Tierra. Más bien, se refiere a los estados y
sensaciones espirituales de la persona que atraviesa estas etapas de
corrección. Habla sobre el sistema en el que el alma se corrige mientras está
en el nivel llamado "tierra".
Es necesario elevar al alma desde el nivel del Sefirá Maljut al
nivel del Sefirá Bina. Esto significa que la propiedad
egoísta de Maljut tiene que ser transformada en la propiedad
altruista de Bina. Esto puede lograrse por medio de siete
correcciones consecutivas llamadas "los siete días de la semana".
La Torá explica lo que el hombre debe hacer con su alma
"cada día".
PRIMERA PARTE - Las Siete Días de la Creación
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