Hay
dos fuerzas en la naturaleza: la recepción y el otorgamiento. Estas dos fuerzas
forman imágenes en nuestro deseo de disfrutar, como en una pantalla de
ordenador. Proyectan la imagen
del mundo, que se compone de mí y de todo a mí alrededor. Como escribe Baal HaSulam, en la parte posterior de nuestro cerebro
hay una pantalla, a través de la cual se percibe una imagen del mundo.
Esta imagen se ha creado con la ayuda de dos fuerzas: una de
recepción (izquierda) y otra de otorgamiento (derecha). La combinación de
ambas sobre mi material egoísta muestra la imagen completa de lo que es la
realidad para mí. Puedo sentirlo, veo una imagen, por así decirlo, y tengo la
impresión de que esta imagen, esta realidad, existe fuera de mí. Yo mismo
proyecto mi imagen interna frente a mí. Así es como “veo el mundo.” Es como si
la recuperara desde dentro de mí mismo y la proyectara hacia fuera.
¿Por qué estoy construido de esta manera? ¿Por qué veo mi mundo
interior en una forma externa? Es para que podamos tratarlo egoístamente, con
abandono y hostilidad. De esta manera, recibimos la oportunidad de estudiar
nuestro mundo interior y corregirnos a nosotros mismos.
Si yo lo sintiera como dentro de mí, nunca sería capaz de
corregirme porque me relacionaría con todo de una manera positiva, con bondad,
pero únicamente de forma egoísta. Sin embargo, ahora que mi ego sale al
exterior y creo que es extranjero, me relaciono con mi “yo externo” como con un
extranjero, egoístamente, de una manera negativa, en lugar de positivamente,
como es mi interior. Por lo tanto, tengo la oportunidad de entender lo que
”externo” e “interno” significan para mí.
El mundo fue dividido en dos partes: yo y los demás. No puedo
convencerme de que algo que existe fuera de mí, en realidad es mío. Me dan la
oportunidad de ver mi esencia interior en la imagen exterior: “Ven y mira quién
eres y cómo tratas a los que te rodean. Así es como eres por dentro. Puedes
decir: “¡Mira qué fea es ésta, qué vago el otro, qué tonto el de más allá!
¡Les odio tanto!” Pero, todas
estas cualidades están en ti y no en los demás.
Estas revelaciones me ayudan. De lo contrario, nunca sería capaz de
revelar por completo la ”inclinación al mal” (el deseo egoísta, el odio
por todo el mundo) y más tarde, entender que éstas son mis cualidades internas,
las cuales se proyectan en el exterior.
Entonces, empiezo a entender cómo me ayuda el Creador, dándome
esta percepción de la realidad: ver mis entrañas expuestas ante mí. Empiezo a
entender lo mucho que esto me ayuda, y que sin ello, estaría completamente
bloqueado dentro de mí y nunca sería capaz de entender lo que es el “yo”.
Mientras tanto, hay algo aquí, “algo en mí que no considero como ‘yo’”.
Por lo tanto, todo nuestro trabajo se reduce a la unificación de
nuestro ser interior con nuestro yo exterior, con el mundo exterior y, en
particular, con el grupo. Podemos practicar con el grupo. Después de todo,
cuando empiezo a trabajar con el grupo e intento tratar a los amigos como yo,
veo que soy incapaz de unirme; no importa cuánto trate de convencerme de que
todo esto que está fuera de mí, soy también yo. Ni siquiera puedo tratar una
pequeña parte de la humanidad, el grupo, cuyo objetivo está cerca del mío, como
yo. No puedo relacionarme con él por encima de mi mente egoísta.
En este sentido, empiezo a ver este egoísmo como algo que fue
creado artificialmente por el Creador, en concreto para su anulación. Sin
embargo, no puedo hacerlo por mi cuenta, sólo puedo desearlo y, después, pedir
al Creador que lo haga desaparecer (el egoísmo). ¿Por qué se pide? Con el fin
de recibir una conexión con el Creador.
“¿Cómo puede ser esto?” ¡Entiende que ellos eres tú! Trátalos con
amor, puesto que son partes de tu alma.
“¡Pero no puedo!” Ellos son tus amigos, tu prójimo. Están
avanzando hacia la misma meta que tú. ¿Qué les separa de ti, después de
todo? “Nos separa la fuerza de la ruptura. El Creador lo puso como un
obstáculo, y no puedo superarlo”. Es entonces cuando le pides al Creador que
corrija esto en particular. Pides por la corrección y por poder incorporar a
todo el mundo dentro de ti.
(Extracto de la Lección Diaria de Cabalá, El Zóhar, laitman.es)
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