¿Cómo podemos alcanzar un fuerte deseo por la espiritualidad que
rechace a todos los demás deseos corporales?
Existen “613″ deseos en cada uno de nosotros, los cuales
tenemos que dirigir hacia la grandeza y hacia la importancia del
otorgamiento, amor, conexión, y garantía mutua de acuerdo con nuestro
entendimiento. Todo lo que sea ajeno a mis propios intereses, lo ajeno a los
intereses de mi piel, debe volverse más importante para mí que mis deseos
egoístas corporales.
Si la persona divide sus deseos externos e internos de esta manera
y se dirige a sí misma hacia afuera de su cuerpo, esto es suficiente por el
momento. Nosotros debemos comprobarnos constantemente y tratar de permanecer en
la misma línea de pensamiento.
Con el tiempo, un hábito se convierte en segunda naturaleza, y por
medio de los esfuerzos que hago, viene a mí la Luz. Entonces hago un poco más
de esfuerzo, y viene un poco más de Luz. Yo mismo empiezo a construir a
partir de estos momentos, porque “no hay corrección para la persona, excepto el
dirigir todos los momentos actuales y futuros para que sean dedicados y sirvan
a Su gran nombre” (Baal HaSulam, carta 18) un poco más cada vez. Es de
tales salidas (Yetziot en
hebreo) (de “Sión”) que viene la Torá, ya que se nos dice: “Es de Sión que
vendrá la Torá”.
Después de todo, cuando yo siento que he salido de la correcta
intención, siento una deficiencia por volver, y entonces exijo la Luz que
Reforma, llamada la Torá. Así que resulta que es de Sión, de tales salidas, que
nace la Torá: no de los ascensos, sino más bien de los descensos, de las
salidas de la intención correcta.
Así que constantemente yo añado una “letra” tras otra, hasta que
todo el libro de la Torá pasa a través de mí.
(Consejo diario para el que está en el camino,
laitman.es)
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