Si percibo todo el desorden
que sucede hoy en día en el mundo y en mi vida a la luz del otorgamiento y no
de la recepción, entonces todo funciona y de repente todo cae en su lugar. Sin
embargo, si lo observo en forma egoísta, veo múltiples problemas y una sólida
situación de sufrimiento. Comienza a tratar todo con amor, y la imagen entera
de pronto se irá formando y unificando.
La imperfección no radica en el
mundo externo, sino dentro de mí. El mundo entero es solamente mi sombra
(copia), y sólo mi actitud hacia éste necesita corregirse para ver un mundo
perfecto. Todo lo que yo observo en el mundo como negativo es una señal de mis
propios defectos, no importa con lo que esté relacionado: si con el inanimado,
el vegetativo o la naturaleza animada, y especialmente con la relación entre
los amigos.
Si yo acepto, por el camino de la fe
por encima de la razón, que todo el grupo de amigos y el mundo son perfectos y
sólo yo no lo soy, entonces comienzo a pensar seriamente en mi corrección. Yo
sólo carezco de la conexión con ellos, y ahí es donde se encuentra mi
corrección hasta que todos nos convertimos en uno solo. Es eso lo que se le
llama el amor a los otros.
En otras palabras, puedo
comenzar a trabajar. Se nos ha dado la ilusión de que existimos en el
mundo para comenzar nuestro viaje hacia la unificación. Sin embargo, no estamos
listos aun para trabajar con el mundo entero, así es que tenemos al grupo para
este trabajo. El grupo refleja mi estado corregido, de acuerdo al dicho: “El
grupo hoy eres tu mañana”.
(Reflexión diaria, El amor por el Creador y el
amor por los seres creados, laitman.es)
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