La dificultad radica en el
entendimiento de que el grupo, el entorno, no es un ajuste temporal que no será
necesario después de un tiempo. El grupo nunca desaparece, y es
imposible ganar llenado espiritual por cualquier otro medio. De estos extraños,
de la gente con la cual una vez me resentí, de su mundo interno, tengo que
construir mi propia alma.
Y en vez de ver sus rostros, personalidades, y comportamiento,
tengo que ver sólo sus deseos internos de tal manera que yo construyo un
“cuerpo espiritual” a partir de ellos, al cual yo pueda otorgar y por el cual
pueda yo ser inspirado. Y si hacemos nuestro trabajo mutuo de esta manera,
constituiremos la garantía, una sensación de apoyo, las fuerzas para el
desarrollo y el otorgamiento para todos.
Entonces, tú sentirás cuan protegido del mal estás en este grupo,
como si estuvieras en “Arca de Noé”. Encontramos a menudo, a lo largo de
nuestro camino como “santuarios”. Es similar al útero de la madre en el que nos
desarrollamos en etapas: embrionaria, amamantamiento y madurez (Ibúr,
Ieniká,
Mójin),
hasta que nacemos en un grado espiritual nuevo, en el nuevo mundo.
De esta manera vemos al grupo hasta que nuestra relación con él es
tan fuerte que comenzamos a recibir la Luz a través de este, las propiedades de
nuestro nuevo desarrollo, como en el Arca de Noé, en el vientre de la madre. Y
más tarde, nacemos y comenzamos a desarrollar una conexión con este entorno
como con la Madre Superior (Íma Ilaá): Nosotros recibimos a través de ella la
influencia de Ába
ve Íma, e incluso más.
(laitman.es)
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