No necesito preocuparme por el deseo de recibir. Es decir que
todos mis atributos, deseos, pensamientos – todo puede ser muy bueno, sólo para
quién quiero que esto suceda – para el bien del prójimo o para mi propio bien.
Si cambio la dirección, todo se vuelve del mal al bien, eso es todo.
(Consejo diario para el que está en el camino, kabbalah.info/es)
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