“La sabiduría de la Cabalá es solo conocer el gobierno del deseo superior, por qué creó todas esas criaturas y qué quiere de ellas, y qué sucederá al final de todas las vueltas del mundo”
LA ENSEÑANZA DE LA SABIDURÍA DE LA CABALÁ Y SU ESENCIA
– Ramjal (Rabí Moshé Jaim Luzzato)
LA ENSEÑANZA DE LA SABIDURÍA DE LA CABALÁ Y SU ESENCIA
¿Qué es la sabiduría de la Cabalá? La sabiduría de la
Cabalá en su conjunto, trata acerca de la revelación Su Divinidad, organizada
en su sendero, en todos sus aspectos: aquellos que han surgido en los mundos y
aquellos que se revelarán en el futuro; y de todas las formas que podrían
manifestarse en los mundos, hasta el final de los tiempos.
La finalidad de la creación
Partiendo de la base que no existe una acción que no
tenga un propósito, es cierto que el Creador tuvo un propósito en la creación
que tenemos frente a nosotros. Y el asunto más importante de toda esta matizada
realidad, es el sentimiento infundido a los animales, pues cada uno de
ellos siente su propia existencia. Y la sensación más importante es la
visión intelectual o proceso del conocimiento otorgado solamente al hombre,
gracias al cual siente también a su prójimo, sus sufrimientos y consuelos. Por
lo tanto, es cierto que si el Creador tiene un propósito en esta creación, el
portador de este objetivo es el hombre, y a él se refiere el dicho: “Toda
acción del Señor es para él”.
Y aún hay que comprender: ¿cuál fue el propósito que
tenía el Creador para crear este conjunto? De hecho, para elevarlo a un
grado más alto e importante, para que sienta a su Dios, como una sensación
humana que ya le ha sido otorgada. Y así como el hombre conoce y siente
los deseos de su amigo, así aprenderá las palabras del Creador, tal como está
escrito acerca de Moisés, “Y le habló el Señor a Moisés cara a cara, como
cuando habla el hombre a su amigo”.
Y cualquier persona puede ser como Moisés. Sin
ninguna duda, todo aquel que observe la evolución de la creación que tenemos
frente a nosotros, entenderá el gran placer del Realizador, cuya obra crece y
evoluciona, hasta que adquiere la maravillosa sensación de poder conversar y
tratar con su Señor como quien habla con su amigo.
De arriba hacia abajo
Sabemos que el final de una acción comienza por el
pensamiento preliminar, porque el hombre antes de comenzar a pensar la manera
en que se construye una casa, piensa en las habitaciones de la casa, lo cual es
el verdadero propósito y luego consulta los planos del edificio, para que se
ajusten a la tarea.
De la misma forma sucede con nuestro asunto. Una vez
que hemos comprendido el propósito, también nos queda claro que todos los
órdenes de la creación en todos sus puntos y accesos están completamente
organizados de antemano con la finalidad de desarrollar al género humano, que
se elevará en sus cualidades, hasta que esté lo suficientemente preparado para
sentir a la Divinidad, como aquel que siente a su amigo.
He aquí que estos ascensos son como los peldaños de la
escalera, organizados grado tras grado, hasta que se complete y alcance su
propósito. Y tienes que saber, que la cantidad y la calidad de estos peldaños,
tienen lugar en dos realidades, que son: 1) la existencia de los objetos
materiales, y 2) la existencia de los conceptos espirituales.
En el lenguaje de la Cabalá se los denomina: de arriba
hacia abajo, y de abajo hacia arriba. Es decir, que las sustancias corporales
son una secuencia de la revelación de Su Luz de arriba hacia abajo - del
primer origen, de donde fue tallada de Su Esencia una medida de la Luz, y fue
restringida Tzimtzum tras Tzimtzum (restricción
tras restricción) hasta que se formó de Él el mundo material con las criaturas
corporales en la parte inferior.
De abajo hacia arriba
Luego comienza el orden de abajo hacia arriba, que son
todos los peldaños de la escalera, mediante los cuales evoluciona el género
humano, y sube, hasta que llega al propósito de la creación. Estas dos
realidades se aclaran detalladamente en la sabiduría de la Cabalá.
La cuestión acerca de la obligación de estudiar Cabalá
El oponente puede decir entonces, que toda esta
sabiduría es un asunto para aquellos que ya lograron algún grado de revelación
divina y ¿qué obligación y necesidad puede tener la mayoría del pueblo de
conocer esta elevada sabiduría?
Es verdad que existe una idea generalizada, acerca de
que lo principal de la Torá y la religión, es sólo un asunto
sobre la purificación de las acciones, que todo lo que se desea se refiere al
cumplimiento de lasMitzvot (preceptos) prácticas, sin ningún
agregado adicional o nada que resulte de esto. De ser así, tendría razón el que
dice que es suficiente con el estudio de lo que está al descubierto, y a las
acciones prácticas.
Pero, esto no es el caso. Ya lo dijeron los
sabios: “Y qué le importa al Creador el que se descuartice del cuello o
descuartice de la nuca, si las Mitzvot se entregaron sólo para
purificar a las criaturas”. Por ende, existe otro propósito, más allá del
cumplimiento de los actos, y los actos son meras preparaciones para este
propósito. Por lo tanto, está sobrentendido, que si los actos no están
ordenados con un propósito determinado, es como si no existiera nada. Y así
dijeron en el Zohar “Mitzvá sin intención es como
un cuerpo sin alma”, por lo tanto, es necesario que la intención acompañe al
acto.
Y se entiende que la intención deberá ser una
intención verdadera, digna del acto, como lo dijeron los maestros acerca del
verso, “Y los diferenciaré de los otros pueblos, para que ustedes sean Míos,
para que su diferenciación sea por Mi Nombre. Que ningún hombre diga que no
quiere carne de cerdo. Más bien diga que es posible, ¿pero qué puedo hacer si
mi Padre en los cielos me ha sentenciado?”.
Porque si nos abstenemos del cerdo porque abominamos
lo que hay en él, o por algún daño corporal, esta intención no beneficia en
nada al ser considerada una Mitzvot, sólo en el caso en que
dirija su intención de manera correcta y especial, en que la Torá prohibió.
Y así con cada Mitzvá y Mitzvá y sólo así su
cuerpo se irá purificando, por cumplir con las Mitzvot, que es el
propósito deseado.
Por lo tanto no nos es suficiente estudiar la forma de
realizar el acto, sino que tenemos que estudiar esas cosas que nos llevan a la
intención deseada, cumplir todo por la fe en la Torá y del que
nos otorga la Torá, porque hay un juicio y un juez.
Y es ingenuo el que no entiende que la fe en la Torá y
en el premio y el castigo, que tienen el poder de producir algo tan grande,
requieren de un estudio exhaustivo de los libros correctos. De tal manera que
antes del acto, se necesitan estudios que purifiquen el cuerpo, para que se
acostumbre a la fe en el Creador, Su Ley y Su Providencia. Y acerca de esto
dijeron los sabios, “He creado la inclinación al mal, he creado la Torá como
el condimento”, y no dijeron, “He creado la Mitzvá como el
condimento”, porque “Tus avales necesitan un aval”, porque la inclinación al
mal desea la irresponsabilidad y el ser licencioso y no le
permitirá cumplir con las Mitzvot.
(kabbalah.info)
0 comentarios:
Publicar un comentario