Rabí
Baruj Shalom HaLeví Ashlag (Rabash), hijo y sucesor de Rabí Yehuda Leib HaLeví
Ashlag (Baal HaSulam), a pesar de su alto nivel espiritual, fue un hombre
humilde, y pasó su tiempo estudiando y escribiendo. Es difícil encontrar
palabras para describir al menos una fracción de su enorme contribución a
nuestra generación y a las futuras.
El
linaje dorado
En
muchos sentidos, Rabash fue el último de un “linaje dorado”, el eslabón final
de la cadena de los más grandes cabalistas. Ésta comenzó con Abraham el
Patriarca y se acabó con Rabí Yehuda Ashlag y su hijo, el Rabash. El papel del
Rabash es quizá el más significativo para nosotros, ya que nos conecta con
todos aquellos grandes cabalistas. Con sus trabajos, él adaptó el método de la
Cabalá para nuestra generación.
Aunque
estaba en la cúspide de la escalera espiritual, Rabash se mantuvo muy bien
conectado con la gente, que sólo quería saber si existía algo más elevado de lo
que este mundo podía ofrecer. Debido a su alto nivel espiritual, comprendió por
qué aquellos de nosotros que han estado viviendo hacia el final del siglo XX
necesitaban descubrir el secreto de la vida. Pudo adaptar la sabiduría de la
Cabalá en un lenguaje fácil, directo y apropiado para nuestra generación.
Haciendo esto, nos introdujo en un mundo eterno y fascinante, y pavimentó el
camino más seguro a través del cual podemos llegar allí.
Dejando
el hogar
Cuando
Baruj Ashlag tenía 13 años, su padre Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) decidió que
llegó el momento de abandonar Polonia y dirigirse hacia Israel. Baal HaSulam
esperaba encontrar más cabalistas en Israel que se unieran a él para diseminar
la Cabalá, por lo que en 1921, dejó Varsovia y se trasladó a Jerusalén.
En
Israel (Palestina en la época), Rabash fue ordenado como rabino por Rabí
Abraham Isaac HaCohen Kuk, Gran Rabino de Israel, y por Rabí Jaim Sonnenfeld,
el Gran Rabino de Jerusalén y líder espiritual y político de la comunidad
ortodoxa de Israel. Rabash tenía sólo 17 años cuando fue ordenado como rabino.
Discípulo
de su padre
Rabash
sintió el deseo de descubrir el secreto de la vida desde muy joven y lo trató
de descubrir con determinación. Su único deseo era llegar a ser estudiante de
su padre, el más grande cabalista de la generación. Él quería seguir los pasos
de su padre y profundizar en el estudio de la Cabalá. Sabía que nada excepto la
Cabalá llenaría el deseo que ardía en su corazón.
Ciertamente,
una vez que Rabash demostró que sus intenciones eran sinceras, Baal HaSulam le
aceptó en el grupo de estudiantes. Para asistir a las clases de su padre,
Rabash tenía que caminar varios kilómetros cada noche, desde la vieja ciudad de
Jerusalén hasta la casa de su padre en el barrio de Givat Shaul.
En su
camino, él tenía que pasar a escondidas a través de las barreras de las fuerzas
militares británicas, que formaban parte del mandato británico (1922- 1948) que
gobernaba en Israel.
A
pesar de las duras condiciones en que se hallaba Jerusalén a principios de
1930, Baruj Ashlag tenía un fuerte deseo por seguir el camino de su padre, y
nunca faltó a ninguna clase ni evento que éste impartiera. Permaneció unido al
lado de su padre, acompañándole en todos sus viajes, tomando sus apuntes y
sirviéndole de cualquier forma posible. Con el tiempo, Baruj llegó a ser el
estudiante más cercano de Baal HaSulam y comenzó a estudiar de forma aparte con
él. Su padre le enseñó El Estudio de las Diez Sefirot y El Libro del Zohar,
respondió las preguntas que le formulaba y le preparó para el papel que estaba
a punto de emprender: diseminar la sabiduría de la Cabalá a las masas con el
lenguaje más claro y más adecuado para nuestros tiempos.
Shamati
Rabash,
el estudiante aplicado, escribió todo lo que había escuchado de su padre en un
cuaderno llamado Shamati (yo escuché). Reunió miles de notas documentando las
explicaciones de Baal HaSulam sobre el trabajo espiritual de una persona. En su
lecho de muerte, Rabash legó el cuaderno a su estudiante y asistente personal,
el Rav Michael Laitman, quien más tarde lo publicó como un libro titulado de
igual forma.
Por
más de 30 años, Rabash fue el estudiante y asistente personal de su padre, de
quien durante todo ese período absorbió las enseñanzas y su espíritu de amor
hacia la nación de Israel y el mundo entero. Llegó a entender que sólo
alcanzaremos la completa redención si diseminamos la sabiduría de la Cabalá en
la nación y en el mundo entero. Años más tarde, los estudiantes del Rabash
afirmaron que este espíritu había sido su “sello distintivo” a lo largo de toda
su vida, el mensaje esencial que había legado a sus estudiantes.
Conectado
con el mundo, incluso aislado de él
Como
su padre antes, Rabash no quería ser ensalzado como cabalista. Él rechazó
cargos oficiales que le fueron ofrecidos. En lugar de ser reverenciado y ser
líder de muchos, Rabash dedicó la totalidad de su tiempo y esfuerzos al trabajo
interno y a preparar a estudiantes de Cabalá. Ellos diseminarían la sabiduría
de la Cabalá y continuarían por el camino de Baal HaSulam con sinceridad.
Internamente,
Rabash estaba conectado con el mundo entero. Externamente, sin embargo, era un
hombre apartado. Su viuda, Feiga Ashlag, dice que “Ni siquiera nuestros vecinos
sabían que él estaba enseñando la sabiduría de lo oculto”.
Pero
a pesar de su modestia, aquellos que realmente buscaban, encontraron su camino
junto al Rabash. Su principal estudiante y asistente, el Rav Michael Laitman,
dice que entre quienes se acercaban a él estaban renombrados rabinos que
discretamente iban a la casa del Rabash para estudiar la sabiduría de la
Cabalá. En su trabajo con nuevos estudiantes, Rabash desarrolló su método único
y contemporáneo. Escribió artículos semanales en los que describió en palabras
sencillas cada fase del trabajo interno de una persona a través del camino de
la espiritualidad. En ese sentido, él nos confió un verdadero tesoro, un método
completo y probado que puede hacer que cada persona logre percibir el mundo
espiritual.
Estos
artículos semanales fueron agrupados y recopilados dentro de una serie de
libros llamados Shlavey HaSulam (Peldaños de la Escalera). Rabash dejó tras de
sí muchos grupos de estudiantes en Israel y en más lugares del mundo. Estos
grupos continúan estudiando sus libros y los de Baal HaSulam. Rabash tuvo éxito
en donde otros no lo tuvieron al presentarnos la mejor manera de descubrir el
aspecto más profundo de la realidad: el Mundo Superior.
Bnei
Baruch
“Sólo
a través de la diseminación de la sabiduría de la Cabalá a las masas
obtendremos la completa redención”.
Rav
Yehuda Ashlag (Baal HaSulam), “Introducción al libro El Árbol de la Vida”
Después
del fallecimiento del Rabash en 1991, su principal estudiante y asistente
personal, el Rav Michael Laitman, estableció un grupo de cabalistas que llamó
“Bnei Baruj” (Hijos de Baruj). El objetivo del grupo es continuar por el camino
del Rabash y diseminar su método a las masas. Bnei Baruj ahora se ha convertido
en un movimiento internacional con cientos de miles de estudiantes en Israel y
en todo el mundo. Estos estudiantes estudian Cabalá de fuentes auténticas y
diseminan de forma gratuita esta sabiduría a todo el que desee aprenderla.
Rabí
Baruj Shalom HaLeví Ashlag fue único. Fue un cabalista oculto cuya vocación fue
educar a una nueva generación de cabalistas creando un nuevo método espiritual
que fuera apropiado para estudiantes contemporáneos. Estaba convencido de que
si podía adaptar el método de la Cabalá a nuestra época, sería su mayor
contribución a la humanidad.
Rabí
Ashlag quería promover un futuro más brillante para todo el mundo, y tuvo
éxito. Todo lo que necesitamos hacer es usar este método seguro que él
desarrolló. Cuando lo hagamos seremos recompensados con la revelación de la
completa, verdadera y eterna realidad, descubierta por cada cabalista a través
de las generaciones.
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