En el principio Dios creó los cielos y la tierra.
Ahora, la tierra estaba informe y vacía, y las tinieblas cubrían la faz del
abismo, y el espíritu de Dios cernía sobre la faz de las aguas. Y Dios dijo:
"Que se haga la Luz". Y hubo Luz. Y Dios vio la Luz, que era buena, y
Dios separó la Luz de las tinieblas. Y Dios llamó a la Luz Día, y llamó a las
tinieblas Noche. Y hubo tarde y hubo mañana, día primero.
¿Qué significa: "y Dios separó la Luz de las
tinieblas"? Debemos seguir los actos del Creador en nuestras correcciones.
Por lo tanto, el primer mandamiento que tenemos que cumplir es el de sortear
nuestros pensamientos y deseos en nuestro interior a fin de ver cuáles de ellos
son puros - "cielo" - y cuales oscuros - "tierra". Este
proceso se denomina Akarat HaRa (la conciencia del mal).
Ocurre cuando comenzamos a analizar nuestras propiedades por medio del estudio
de libros Cabalísticos y de las interacciones en el grupo Cabalístico. El
primer paso hacia la corrección es contrastar las propiedades animalistas y las
espirituales entre sí, y dividiéndolas y separándolas unas de otras. Este es el
primer día del hombre, crear un humano dentro de sí.
El Segundo Día
Y Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de
las aguas, y divida las aguas de las aguas". E hizo Dios el firmamento, y
separó las aguas que estaban debajo del firmamento de las aguas que estaban
sobre el firmamento, y fue así. Y Dios llamó al firmamento Cielo. Y hubo tarde
y hubo mañana, día segundo.
Después de haber separado dentro de nosotros las
propiedades egoístas y altruistas, tenemos que comenzar a corregirlas. Esto se
hace utilizando la Luz especial del Creador, Quien emana dos tipos de Luz: la
Luz de Jojmá y la Luz de Jasadim. Usando la
propiedad de la Luz de Jasadim (misericordia), llamada
"agua", dominamos la propiedad del otorgamiento, el altruismo.
"Tierra" es la propiedad egoísta para
recibir y absorber todo hacia dentro, es nuestra naturaleza inicial. El agua es
la propiedad del otorgamiento, y satura a la tierra y crea la oportunidad para
que nazca la vida. La propiedad del otorgamiento corrige al egoísmo y nos
permite usarlo correctamente, para beneficio personal y para beneficio de los
demás. En el egoísmo, corregido por el otorgamiento, uno percibe al mundo
Superior (el Creador) y ve sus vidas anteriores y el camino hacia el propósito
de su creación. El alma es eterna y va de cuerpo a cuerpo. Por lo tanto, es
precisamente donde se ven todas sus reencarnaciones anteriores. El que no ha
corregido su alma no puede contemplar nada por encima de este mundo.
El Tercer Día
Y dijo Dios: "Júntense las aguas que están debajo
de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco"; y fue así. Y llamó Dios
a lo seco, Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares; y vio Dios que era
bueno.
Y dijo Dios: "Produzca la tierra hierbas, hierba
que dé simiente; árbol de fruto que dé fruto de su especie, cuya simiente esté
en él, sobre la tierra"; y fue así. Y produjo la tierra hierbas, hierba
que da simiente según su especie, y árbol que da fruto, cuya simiente está en
él, según su género; y vio Dios que era bueno. Y hubo noche y hubo mañana, día
tercero.
Las aguas se reunieron bajo el cielo y la tierra seca
apareció. Parte de la Tierra primordial sale de las aguas. Después de que el
agua corrige a la tierra, se vuelve apta para que emerja la vida, porque ahora
la tierra contiene tanto las propiedades del agua como de la Tierra. El agua
también es tan devastadora para la vida como la tierra seca. Recuerde cómo Noé
envió una paloma desde el arca para encontrar suelo seco. Precisamente la combinación
adecuada de propiedades altruistas y egoístas de "cielo" y
"tierra" dentro del alma del hombre constituye la base para la
corrección y la aplicación de las propiedades del Creador dentro de un ser
humano.
Esta corrección se denomina "Kav Emtzai"
(la línea media). Nuestra naturaleza egoísta es llamada 'tierra' y representa a
la línea izquierda. La línea derecha representa las propiedades del Creador, es
decir, las propiedades del 'agua', del altruismo u otorgamiento. La línea media
es precisamente la que el ser humano debe alcanzar, es decir, "elegir la
vida". En otras palabras, uno tiene que tomar tanta "agua" como
sea necesaria para combinarla con la "tierra" a fin de que estas dos
líneas se complementen entre sí y rindan fruto. De esta combinación de
propiedades de la tierra se gesta "El Árbol de la Vida", que
representa a la persona espiritual que es capaz de sentir toda la creación y
existe en todos los mundos feliz y eternamente.
Existimos eternamente porque nos identificamos con el
alma eterna, y no con el cuerpo efímero. Comenzamos a sentirnos a nosotros
mismos como el alma y a percibir nuestro cuerpo como una cáscara temporal. Esta
transición hacia la auto-identificación con el alma en lugar del cuerpo es
puramente psicológica y ocurre conforme el hombre logra la propiedad de Bina.
A CONTINUAR...
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