Todo el mundo – los amigos, todo lo inanimado, lo vegetal y lo
animal, toda la humanidad y todas las almas – es en definitiva la presencia del
Creador para con el individuo. El Creador no puede ponerse en evidencia frente
a la persona en la forma de Luz inmaterial sin Kli (vasija)
porque el creado no Lo captaría. Por lo tanto el Creador dividió a la realidad
en el alma de este creado, y todo el resto del Kli que
se encuentra supuestamente fuera del creado, ese Kli es
llamado "Boré "(el Creador), en traducción de lenguaje
(ven y ve). Y, en la medida en que la persona se conecte con ese Kli
y se relaciones con él así, descubrirá en él a la Fuerza Superior, y
comenzará a comprender a este lenguaje, al diálogo que hay entre él y el
Creador.
Para posibilitarnos llegar a la comprensión, al conocimiento, al
acuerdo con el libre albedrío – qué debemos hacer y cómo recibir a las leyes de
la naturaleza de manera instintiva u obligada como en el nivel de inanimado,
vegetal y animal, pero de modo que estemos de acuerdo y deseemos que eso sea
así – recibimos sufrimientos. Esos sufrimientos nos conducen a un lugar vacío,
y a través de la búsqueda de solución, construimos por nosotros mismos, en ese
espacio vacío el sistema "Elokim" (Creador). Se desprende que
yo soy el creador de ese sistema, y en eso lo adquiero y comprendo hasta el
último detalle a toda la realidad, y siento a la Fuerza que creó a la realidad.
No sabemos cómo construir ese sistema. En la medida que atraiga a
la Luz que reforma, comienzo a ser un poco más inteligente – con mis atributos
y Kelim, empiezo a entender cómo ordenar a este sistema, y entonces
dentro de mí mismo (soy la materia del propio sistema), comienzo a relacionarme
con los demás de modo correcto y con eso construyo el sistema. Yo soy el que se
corrige a sí mismo, me tomo a mí mismo y de mí construyo al sistema.
(Reflexión diaria, kabbalah.info/es)
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