El plan del Creador de crear una
criatura que reciba esa abundancia, se llama según de la Cabalá: “plan
de la creación de beneficiar a sus creados”. Este plan es la raíz de todo,
antecede a la creación y de él descienden y se desarrolla toda la creación, hay
partes que se ocultan a nuestros ojos y otras que están visibles.
La razón por la cual el
hombre fue creado en el estado con el cual está destinado a alcanzar el final
de su desarrollo, es su semejanza con el Creador, al fusionarse con Él. Todas
las leyes de la Naturaleza tienen como único propósito realizar este
propósito.
Aquí surgen dos
preguntas :
1. ¿Qué significa asemejarse al Creador?
2. ¿Cuál es el significado de estar
lejos o cerca del Creador?
El Creador es una fuerza de entrega y
otorgamiento que dirige toda la creación. Por lo tanto, surge la pregunta, ¿qué
significa asimilarse a una fuerza? Ya que fuerza, según su concepto, es una
esencia abstracta carente de forma. Respuesta: asimilarse al Creador significa
asimilarse a su atributo, a Su calidad interna – al atributo de
otorgamiento. La fusión del hombre con el
Creador se consigue cuando éste llega a la equivalencia de forma con Él,
logrando que sus atributos sean similares a los del Creador. Cuanto
más otorgue el creado, cuanto más actúe sin evaluaciones egoístas y dirija todo
en beneficio de lo que está en su exterior, así, se irá asimilando más al
Creador y sentirá con mucha más intensidad los beneficios que Él le tiene
preparado.
Una vez aclarado este punto, podremos
contestar también a la segunda pregunta: ¿Qué significa estar cerca o lejos del
Creador? Ya que el Creador es una fuerza que se encuentra en todas partes,
entonces, ¿cómo se puede estar cerca o lejos de algo que está por todos lados?
Respuesta: la cercanía o lejanía al Creador se mide según la magnitud de
asimilación a Él. Si el hombre se ve controlado por su naturaleza (deseo de
recibir), se alejará del Creador, y en el caso de otorgar, se acercará a Él.
El tema del distanciamiento del hombre
en relación al Creador lo explica Baal HaSulam en el artículo “Entrega de
la Torá”: “el hombre nace como un asno salvaje. Porque cuando sale
y nace del seno de la creación se encuentra completamente impuro y denigrado,
esto se refiere a la grandeza del amor propio que está grabado en él, con lo
cual cada uno de sus movimientos gira con fuerza sobre su eje, sin ninguna
chispa de otorgamiento al prójimo, ni nada. Entonces, se encuentra en el
extremo opuesto de la raíz, o sea de una punta a la otra, siendo su raíz (el
Creador) otorgamiento absoluto, sin tener ni una pizca de recepción, y ese
recién nacido se encuentra en un estado de completa auto recepción, sin ninguna
chispa de otorgamiento, ni nada”.
Cuando el Creador se aleja del creado a
través de los cinco mundos: Adám Kadmón, Atzilut, Briá, Yetzirá y Asiyá,
el deseo de recibir va tomando conciencia de su naturaleza de recibir y como
consecuencia, se va alejando del Creador, hasta alcanzar la última etapa del
proceso, este mundo, en el cual su naturaleza, el deseo de recibir, lo controla
por completo y le oculta al Creador.
El proceso de distanciamiento del hombre
respecto al Creador no termina con su descenso hasta “este mundo”. En cierto
sentido, a partir de este punto es que recién está comenzando. También en este
mundo, el deseo de recibir atraviesa un proceso de desarrollo cuyo propósito es
traer al individuo a un deseo autónomo de realizar el plan de la
creación.
(Fragmentos del libro "Introducción al la Sabiduría de la Cabalá" por Rav M. Laitman)
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