Las mujeres necesitan menos condiciones para avanzar
espiritualmente que los hombres. La Cabalá afirma que si un hombre quiere
avanzar espiritualmente, tiene que casarse y formar una familia. Es su responsabilidad cumplir con estas obligaciones, pues
de otra manera, no puede avanzar espiritualmente.
Una mujer, por un lado, puede avanzar
espiritualmente aunque no sea madre o esposa. Por el otro, si ella tiene
los medios económicos para subsistir, puede tomar la decisión de no
trabajar. Esto es, en comparación con un hombre, una mujer es relativamente
auto-suficiente y puede crecer espiritualmente sin muchas de las condiciones
externas que se imponen a los hombres. Así es que, desde el punto de
vista espiritual, ella es considerablemente una criatura más perfecta que un
hombre.
Un hombre tiene que vencerse;
constantemente convencerse que vale la pena permanecer en el camino espiritual.
Es menos susceptible al avance espiritual que una mujer, quien naturalmente
aspira hacia todo lo que sea espiritual. Ella está preparada para
aceptar, sentir y entender todas las transformaciones espirituales que le
ocurren. Las anhela.
La necesidad del ascenso espiritual se
manifiesta mucho más en la mujer. Ella se siente insatisfecha con nuestro
mundo, decepcionada por la familia y el trabajo. Un hombre busca pasiones
banales, como el fútbol, la cerveza, sus amigos, etc., para después perderse en
ellas. Vive persiguiendo metas ficticias. Una mujer es incapaz de hacer
lo mismo. Ella percibe el vacío interno con mayor agudeza. No se
puede tranquilizar con metas tan triviales o analgésicos temporales. Con mayor
frecuencia, se lanza a la búsqueda espiritual y llega a estudiar Cabalá.
Vemos que lo anterior ocurre en todo el
mundo. Más de la mitad de los 1.3 millones de estudiantes dentro del
marco del Instituto de Cabalá son mujeres.
(kabbalah.info/es)
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