Baal HaSulam: “Matan Torá” (La entrega de la Torá),
ítem 13: Hay dos partes en la Torá: 1) Las Mitzvot entre el
hombre y Dios, y 2) Las Mitzvot entre el hombre y el hombre. Y las dos
apunta hacia la misma cosa: a llevar a la criatura al propósito final de Dvekut
con Él.
Las
Mitzvot que rigen las relaciones entre las personas están condensadas en
el principio de “ama a tu prójimo como a ti mismo“.
Y las Mitzvot que rigen las relaciones entre el hombre y el Creador
están condensadas en el principio “Amarás al Señor, tu Dios”. Así que hay dos
niveles en el camino para cumplir con la Mitzvá del amor: Primero, la
persona cumple con respecto a la humanidad, y si tiene éxito, entonces ella
alcanza el amor completo del Creador.
¿Por
qué está dividido el proceso en dos partes? El punto es que si no hubiera
ocurrido la ruptura de las vasijas,
como resultado de lo cual mi mundo parece estar poblado por mucha gente, yo no
tendría ninguna base, ningún fundamento para llevar a cabo las acciones de
corrección, puesto que estas acciones deben estar ocultas.
Por
otro lado, si el Creador se me revela, yo soy sobornado, condenado,
esclavizado, anulado, vendido, y privado del libre albedrío. En resumen,
en este caso, yo tengo que otorgar, puesto que no tengo elección. Cuando miro
hacia Él, no tengo otra opción. Él me controla, me domina, y me convierto en un
“ángel” que no otorga libremente.
Con
el fin de tener libre albedrío, yo tengo que estar separado del Creador y
aprender a otorgar por medio de aquellos a quienes no me obligan a hacerlo por
la fuerza. Si lo hacen, sin embargo, me evocan por medio de los sufrimientos. Por ejemplo, me mandan la tormenta
Sandy o un tsunami. Pero tales desastres no me empuje hacia adelante, hacia las
correcciones, puesto que yo no siento estos vengan directamente del Creador, y
así mantengo mi libre albedrío. En general, estamos constantemente en un estado
de vaguedad.
Este
mundo nos lo dieron para que seamos libres del Creador y por eso hay dos tipos
de Mitzvot. Hay Mitzvot que se refieren a las relaciones entre
las personas, las cuales mantenemos sin ninguna obligación. Nosotros en
realidad aumentamos nuestro reconocimiento interno de cuán necesarias son y con
el tiempo, a medida que volvamos experimentados, empezamos a comprender que
somos realmente libres en eso.
Por
el momento yo no lo creo así. Soy empujado desde atrás por una vara y atraído
hacia adelante por el punto en el corazón. Yo ya no miro hacia los lados, sino
que sólo avanzo y retrocedo. ¿Es este el libre albedrío?
En
el camino, sin embargo, nosotros comenzamos a establecer la conexión entre
nosotros, sentimos que somos libres en la resistencia entre el Creador y el
Faraón. La verdadera libertad está oculta en este punto medio, en la mezcla
entre el bien y el mal (el cáscara de Noga). Aquí es donde nace la
intención, es decir, el hombre. La intención es el hombre.
Así
se dividen las Mitzvot en dos partes, puesto que tenemos que estar en un
estado de ocultamiento para tener libre albedrío, de tal manera que primero realizamos
las Mitzvot entre las personas con el fin de mantener finalmente las Mitzvot
entre el hombre y el Creador.
La
cantidad de Mitzvot está determinada por nuestros 613 deseos que se
dividen en 248 “órganos” y 365 “ligamentos” en el alma de la persona. Tenemos
que corregir todos estos deseos con la intención de que sean para otorgar.
(De la lección diaria de
Cabalá, “Matan Torá” (La entrega de la
Torá), laitman.es)
1 comentarios:
Hola, me gustaria que hablaran más acerca de la parte donde se revela El Creador y uno queda "anulado" y ya no tiene libre albedrio. Saludos.
"Por otro lado, si el Creador se me revela, yo soy sobornado, condenado, esclavizado, anulado, vendido, y privado del libre albedrío. En resumen, en este caso, yo tengo que otorgar, puesto que no tengo elección. Cuando miro hacia Él, no tengo otra opción. Él me controla, me domina, y me convierto en un “ángel” que no otorga libremente."
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