No podemos
alcanzar GAR, las primeras tres
Sefirot de cada grado. Estas no son parte
del ser creado. Las “letras”, seres creados, deseos en los cuales el
anhelo de llegar a ser similar al Creador comienzan despertamiento sólo con ZAT,
las siete Sefirot inferiores.
Por lo tanto,
cada Partzuf está divido en
dos partes. Su parte superior consiste de Keter, Jojma, Bina,
y la parte superior de Bina (GAR de Bina), la cual es parte del
Creador, el Superior, el Hacedor. La parte inferior de Bina (ZAT de
Bina), Zeir Anpin y Maljut de cada grado, pertenecen al ser
creado.
Hasta la
corrección final (Gmar Tikkun), trabajamos sólo en ZAT, la parte
inferior de cada grado; esa es nuestra área. Es decir, actuamos donde Maljut ascendió a Bina
y podemos descender otra vez. Sólo en esta región donde Maljut y Bina,
misericordia y juicio, se mezclaron, es posible para nosotros existir,
aprender, y lograr sentir algo, pero no por encima de ella. Maljut no se
elevó por encima de ZAT de Bina.
Sin embargo,
lo que sucederá cuando el gobierno de Tzimtzum Bet (Segunda Restricción)
se cancele y comencemos a trabajar bajo el gobierno de Tzimtzum Alef
(Primera Restricción) nos es desconocido en el presente. Aprendemos todo a
través de nuestros deseos (Kelim, vasijas).
De esta
manera, no es claro cómo podemos alcanzar algo que no tiene voluntad de
recibir: en Keter, Jojma y GAR de Bina no hay Kelim,
no es criatura. Es, de cierta manera, el cerebro del Creador, Su plan de cómo
hacerte humano. Por eso son parte de Él, y no tuya.
Cuando develo
al Creador, es suficiente para mí elevarme a la mitad de Bina. Mediante
esto, llego a conocerlo a Él, y con todo el poder adquirirdo de Bina,
desciendo otra vez a Maljut, alcanzando así el nivel de Jojma y Keter.
Primero, elevo
todo mi ser hasta Bina y alcanzo el grado de “otorgar con el fin de
otorgar.” Más adelante, desde Bina, desciendo otra vez y alcanzo
“recibir con el fin de otorgar.” Incluso llego a Keter, pero llego a
conocerlo sólo “por Sus acciones.” Este está situado en GAR, no en mi
“yo.”
Justo como
aprendemos algo en este mundo, llegamos a conocer no la esencia del fenómeno en
sí, sino la impresión de este, nuestra reacción a “algo” ya que todo ocurre
sólo dentro de nuestros Kelim o sensaciones.
(De
la lección diaria de Cabalá , Talmud
Eser Sefirot, laitman.es)
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