"A medida en que la persona se
preocupa por los demás, deja de preocuparse de sí mismo. Y si la persona pasa
este cambio psicológico como resultado de la Luz que actúa sobre él, se
encuentra en seguridad completa." -
Rav Dr. Michael Laitman
La primera corrección de la
voluntad de recibir es la de otorgar con el fin de otorgar. Esto significa que
restrinjo el uso de mi deseo (para mi “yo”), debido a su naturaleza egoísta; es
decir, no estoy dispuesto a infligir daño a otros; como suele decirse: “Lo
que odies, no se lo hagas a otro”. Pero, esta restricción de uso de mi deseo
egoísta no basta; necesita una corrección, ya que no me impide realizar malas
acciones pues, si tengo la oportunidad de robar y no ser atrapado, ¿qué puede
impedirme llevarlo a cabo?
La corrección implica que, no sólo no he
de desconectarme de todos mis deseos, como si no existiesen, sino que he de ir
más allá con ellos. Debo experimentar, en mis sentimientos, cuánto puedo llegar
a dañar a otras personas y cuánto van a sufrir. Esta sensación de sufrimiento
debe hacer que deje de robar; como me han dicho: “¡Lo que odies, no se lo hagas
a otro!”
Absorbo los deseos del otro. Al principio,
mi conciencia de la inclinación al mal parece como si me hubiera atado las
manos, para que no pueda robar pero, después, me libera y me da una oportunidad
infinita para robar todo lo que pertenece a los demás e ¡incluso al Creador! Se
me permite hacer cualquier cosa, ¡sin ninguna consecuencia!
Sin embargo, empiezo a experimentar que
“La Shejiná está sufriendo”, o el dolor de los demás, como si
yo hubiera robado algo o matado a alguien. Siento el dolor de los demás dentro
de mí como si yo fuera la causa de él. En relación con ellos, yo soy como el
Creador, que ha creado la mala inclinación. Así es como conseguimos llegar a
conectarnos. Puedo ser como Biná, una madre que siente todos
los deseos de sus hijos, así como el mal que les puede ocasionar si
no se hace cargo de ellos pero, al mismo tiempo, es consciente de cuánto bien
les puede hacer si les cuida y alimenta.
Después, en la segunda etapa de la
corrección, se nos revela lo siguiente: ¿cómo podemos otorgar a los otros? En
esta fase, la persona ya es capaz de servir de conducto entre
el mundo y el Creador. Siente que sólo él puede canalizar el llenado
de los deseos de los demás y, que su crimen no radica en robar, sino en el
hecho de que no está llenando los deseos de los otros. Éste es, realmente, el
significado de la expresión “amar al prójimo como a ti mismo”.
La persona tiene que experimentar estas
dos etapas de corrección en sí mismo: “Lo que odies, no se lo hagas a otro” y
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
(De "Cabalá para
principiantes" - Qué es la preocupación mutua )
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