La medida de vida es fijada de acuerdo a cuanto nos sentimos
parte del sistema fijo.
Por parte del Creador todo está concluido, también por
parte de las Luces y también por parte de las vasijas, solo el creado, por su
lado “madura” en el estado en que se encuentra. El creado se aclara a sí mismo
para sí, y los cambios que atraviesa, desde Maljut de Ein Sof a
través de todos los estados, se llaman Guilgulim (encarnaciones).
Los Guilgulim son del creado únicamente. Nada en la creación
misma cambia, sino que el creado es el que le agrega a si mismo entendimiento,
apreciación y reconocimiento de la realidad que revela a su alrededor mas y
mas.
Debemos entender que tenemos altos y bajos, vida y
muerte, cambios que son radicales para nosotros porque no nos encontramos en el
nivel de apreciación de la Creación medimos al mundo en una forma incorrecta.
Nuestra vida se mide con respecto a las intenciones que debemos alcanzar, hacia
el reconocimiento interno el cual debemos revelar.
En este mundo nosotros no vivimos en lo material
propiamente sino en una muestra de él. Si no sentimos nada, se denomina cero,
muerte. Si sentimos un poco se denomina vida. Nuestra vida y muerte son
con un sentido, en relación a lo que somos, y por esto no existe la muerte en
el sentido de existencia y realidad. La medida de la vida es fijada con
respecto a cuanto nos sentimos a nosotros mismos como parte del sistema fijo de
la realidad, también en lo material y también en lo espiritual.
(Consejo diario para el que está en el camino, kabbalah.info/es)
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