¿Cómo es posible unir a todas las
naciones, países y religiones del mundo si son tan diferentes entre sí en todos
los sentidos?
Esas son diferencias egoístas. Cuando
nos unimos espiritualmente las diferencias desaparecen y todos nos volvemos un
solo hombre con un solo corazón.
Las diferencias terrenales realmente no
nos separan del todo. A algunas personas les gusta condimentar su comida con
pimienta y a otras personas no les gusta. Una persona celebra ceremonias de una
manera y otra lo hace de otra manera. Esto no nos hace del todo diferentes. Por
el contrario, a partir de esas diferencias es exactamente cuando empezamos a
respetarnos los unos a los otros.
Ser diferentes no nos impide unirnos en
espiritualidad. Por el contrario, al unirnos por encima de nuestras diferencias
egoístas, hacemos esta unión aun más poderosa y todo el poder está encaminado
hacia la unidad espiritual.
(Reflexión diaria, kabbalah.info/es)
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