Los
preparativos en nuestras almas son llamados “el mérito de los
antepasados”. Hay
personas que cumplen con su libre albedrío y usan los méritos de los
antepasados, pero sólo en la vida cotidiana material.
Si
la persona está más preparada, comienza a
elevar este mérito a un nivel moral, a la ética. Hay personas que ya han
avanzado las preguntas sobre el significado de la vida y su propósito. Pero hay
personas que empiezan a preguntar por el significado más profundo de su vida:
¿Quién me está dando esta vida? ¿Quién dirige mi vida? ¿Cómo puedo ver su
objetivo y participar en ella?
La persona comienza a sentir que la vida
fluye independientemente de él, que no puede aferrarse a la vida, sentir para
qué es, o quien está ejecutando esto. La vida fluye a través de él, pero no la
entiende, lo que hace que se sienta mal y ansioso.
Así que comienza a buscar, y la búsqueda
se convierte en el foco principal de su vida. De este modo, se da cuenta de los
méritos de los antepasados y de los preparativos que se han hecho dentro de él.
Él entiende que tiene que descubrir esto: descubrir las fuerzas del alma que
operaban en él, en secreto y que lo llevaban sin pedir su consentimiento.
Empieza a sentir que todos los preparativos se hicieron con el fin de
permitirle alcanzar su raíz, es decir, a los antepasados mismos.
Toda persona puede alcanzar la raíz de su
alma y todo lo que fue hecho para su despertar. Cuando él se acerque a su raíz,
alcanzará todo el sistema a través de él, y en el sistema descubrirá
la fuerza superior, al Creador.
Entonces él entiende que todo el descenso
desde el mundo del Infinito a este mundo, todos los preparativos que se
hicieron en la raíz del alma, son la obra de los antepasados. Ahora, cuando la
persona alcanza su auto realización alcanza el nivel de los antepasados y es
incorporado en ellos, como se nos dice: “Cuando mis acciones se comparen con
las acciones de mis antepasados”.
(De la lección
diaria de Cabalá, Escritos de Rabash, laitman.es)
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