Nosotros estamos en un estado de ocultamiento y
debemos entender que estamos en ocultamiento. La persona nace y vive en este mundo en un estado de total
desapego de la verdadera realidad. Ella no sabe dónde ella está y si hay algo
más allá de eso. ¿Si lo hay, puede ser visto?
Cuando nosotros sentimos la presencia de algo podría ser que eso
se esconda o se revele. De modo que el ocultamiento es parte de la revelación
porque yo ya sé acerca de la existencia de algo que está oculto. Esto
significa que las personas que están en un estado de ocultamiento están ya en
el camino de la verdad, aún cuando este se oculta de ellos por el momento.
Esto ya es un estado avanzado porque la gente común no siente
ese algo que se oculta de ellos.
Nosotros atravesamos cuatro fases: doble ocultamiento,
ocultamiento simple, la Providencia de recompensa y castigo, y la Providencia
eterna.
En lo concerniente a estos dos ocultamientos, esto ya no es
separación, tampoco un estado de inconsciencia. En el ocultamiento doble yo sé
que estoy separado de la realidad y que no veo que el Creador determina todo lo
que me sucede a mí. En el ocultamiento simple yo siento que mi vida depende de
mí al estar frente al Creador. Pero algo que me trajo al ocultamiento en vez de
traerme a la revelación depende de mí.
De modo que en un doble ocultamiento yo determino que estoy
separado del Creador, y en el ocultamiento simple hay contacto pero yo no
realizo Su deseo.
En la siguiente fase, en la fase de la revelación, yo recibo
recompensa y castigo de acuerdo al grado que yo realice Su deseo. El castigo es
eventualmente también una recompensa porque gracias a este yo avanzo. Esto me
demuestra dónde tengo que corregirme todavía, es decir dónde estoy yo “detrás”
del nivel actual porque la persona no es obligada a hacer algo que esté más
allá de su poder.
Eventualmente, yo paso a la Providencia eterna después de haber
corregido todos mis atributos, y alcanzo el entendimiento mutuo total con el
Creador.
Todos estos estados tuvieron la intención de hacernos entender
la Providencia del Creador. Esta comprensión es el signo, el significado, la
base de todo nuestro éxito y bienestar. Si yo sé que recibo golpes por alguna
razón, esto ya no es un sufrimiento sin sentido, sino un castigo que me hará bien o el bien en sí
mismo. Todo depende aquí del nivel en el que estoy y de mi actitud hacia los
castigos.
Podría ser que como resultado de los golpes a mi egoísmo yo me
sienta tan feliz que me eleve por encima de estos sentimientos y entre en un
estado Jafetz Jesed. Por consiguiente no tengo nada pero yo
no sufro. Al parecer ¿es esto imposible? ¿Dónde está la envidia, la lujuria, el
honor? Todo permanece por debajo, pero se requiere mucho trabajo para alcanzar
eso.
Entonces nosotros poco a poco atravesamos las fases de
ocultamiento y revelación y subimos los
niveles de los mundos espirituales. Esto se trata de discernimientos
individuales acerca de los estados internos de la persona, pero está claro que
ellos se llevan a cabo solamente si yo intento estar incorporado en el entorno
correcto tanto como pueda. De lo contrario, no seré capaz de elevarme.
A veces es agotador vincular todo el trabajo interno con el
trabajo en el grupo. Pero en realidad esto no es problema, yo solo debería
comprobar y conectar estos dos componentes con más cuidado. Todo el trabajo
está en el grupo, todo el sentimiento está dentro de mí.
(Reflexión diaria, De la lección diaria de Cabalá, “Introducción al Estudio
de las Diez Sefirot”)
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