En vez de esforzarte
por ser mejor, esfuérzate por recordar a quien pedirle el cambio.
Quien quiere corregir su naturaleza le espera un duro camino, pero
no lo pasa solo. Hay quien hará por mí todos los grandes cambios que debo
pasar, si solo lo convoco. No debo invertir mis esfuerzos en ser mejor, sino en
recordar que nosotros mismos no podemos hacer nada, y solo la Luz que reforma
nos puede cambiar.
(Consejo diario para el que está en el camino, kabbalah.info/es)
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