El Creador quiso crear la
criatura idéntica a Él. Y esto es una verdadera bendición.
¿Por qué entonces la criatura no fue como el Creador, en primer lugar? Es
porque la criatura debe construirse a sí misma.
La relación entre el Creador y la criatura
se realiza a través de recepción y otorgamiento. El Creador otorga llenado
fácilmente a la criatura y, además, da a la criatura una oportunidad de hacer
lo mismo a cambio. Cuanto más importante es el Creador a los ojos de la
criatura, más puede darle Él. Al final, de hecho, se convertirá en
independiente e igual al Creador.
De este modo, ellos establecen una total
reciprocidad. El hombre recibe llenado ascendiendo al nivel del Creador, pero
sólo si él quiere hacerse idéntico a Él.
Este deseo adicional que tenemos que
encontrar es llamado aspiración. Se deriva de la realización de la importancia
del Creador. Observamos lo mismo en nuestro mundo: Si alguien es importante
ante mis ojos, me esfuerzo por darle algo a esa persona. Por ejemplo, un niño
es importante para los padres, y ellos se esfuerzan por darle regalos.
Resulta que tengo que trabajar
constantemente hacia la realización de la importancia de este peldaño, la
propiedad llamada “Creador”. De esta manera, logramos semejanza con el Creador,
naturalmente encontramos lo que es importante para nosotros: el atributo de
otorgamiento.
(Consejo diario para el que está en el
camino, kabbalah.info/es)
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