Durante la lectura del Zóhar debe uno todo el tiempo pensar en uno mismo. En la Torá no se habla nunca de la historia. Pero, cada raíz espiritual debe tocar una rama material, razón por la cual todos estos acontecimientos ocurrieron en nuestro mundo
¿Las personas de las que habla la Torá entendían quiénes eran
ellas? Es efectivamente una pregunta que vale la pena plantearse. Baal HaSulam escribe que hubo una época en que
alguien “accidentalmente” decidió nombrar a una colina el Monte de los Olivos,
porque le pareció que era un buen sitio para cultivar árboles de olivo. La
realidad es que le dio a la colina este nombre instintivamente, porque cada
persona actúa de conformidad con su raíz espiritual, que le fue dada desde
Arriba y todos cumplimos sus órdenes.
¿Así que, Noé realmente existió? Por supuesto que sí. ¿Fue el
hombre más justo de todas las generaciones? ¿Entendía lo que hacía? Es una
buena pregunta que discutiremos en algún momento en el futuro. ¿Tuvo unos
hijos que se llamaron Shem, Jam y Efet? Si, los tuvo. ¿Eran ellos también
hombres justos y entendían al Creador y hablaban con Él? Todo esto requiere de
una explicación.
Sin embargo, a mí, no me interesa esta historia. De alguna
manera, todo el mundo espiritual debe quedar impreso en una forma material
dentro de mí. Efectivamente ha quedado impreso allí, pero en lo que a mi
respecta no es importante. Yo debo arreglarlo todo en forma ordenada para poder
progresar.
Todas estas historias bíblicas hablan sólo sobre el mundo
interno de la persona. Por lo tanto, no me preocupa nada más. El resto podría
no existir, como si nunca hubiera habido una historia, la antigua Babilonia y todo este mundo. No existe hasta que
lo descubro yo mismo, en lugar de escuchar hablar a alguien más sobre él.
Ahora mismo me encuentro dentro de un espacio vacío en donde no
hay nada. Todo ocurre en mi interior. ¿Pero, quién soy yo de pié en medio de
este espacio vacío? Soy alguien que siente. ¿Y qué es lo que siento? Siento lo
que el Zóhar me dice, y nada existe fuera de eso.
Así es como yo, un punto dentro de un espacio vacío estudio El Libro del Zóhar, construyendo
todo un mundo con el material que absorbo. Es el único mundo que existe, ni el
Mundo Superior, ni el inferior, sino el único. Realizo esfuerzos para entender
cómo está ordenado este mundo y en dónde se encuentra en él cada cualidad y
acción que describe El Libro del
Zóhar. Eso es lo que siempre estoy tratando de imaginar. Soy tan
sólo un punto que intenta descubrir estas cualidades.
(Reflexión diaria, Extracto de la lección sobre El Libro del
Zóhar, laitman.es)
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