La plegaria es una petición al Creador para que me dé el poder
del otorgamiento. El poder general del otorgamiento en el cual está basado el
mundo, que habita en el interior del mundo; este es la base del mundo. Este
poder es llamado el Creador, el Emanador, y es la base de toda la realidad. Si
yo me vuelvo hacia este, sólo puedo pedirle el poder del otorgamiento ¿Que más
podría darme?
Yo pido que este poder se acerque a mí, es decir, que influya
más en mí con su poder de otorgamiento. Pero cuando el Creador comienza a
afectarme con Su otorgamiento, yo puedo aferrarme a este de varias maneras. Si
estoy listo para ello y tengo características similares, siento Su acercamiento
como bueno, bueno para mí. Pero si tengo características opuestas, entonces
percibo Su acercamiento como algo malo.
Entonces, existen dos formas de captar la Luz: como un “gallo” o
como un “murciélago” ¿Por qué el murciélago pide la luz que será como oscuridad?
La plegaria es llamada elevar el MAN, “Mei Núkvin”. El deseo femenino, Nukva, mi deseo de recibir,
quiere elevarse al nivel de Bina;
está pidiendo que se le dé la característica del otorgamiento.
Lo que es llamado una plegaria, es cuando yo me dirijo al
Creador, a la Luz, a la característica de otorgamiento, pidiendo que este
otorgamiento habite en nosotros y se vuelva nuestra característica propia. Yo
no puedo ser como el Creador, “una parte divina de Arriba”, pero quiero que Su
característica comience a dominar en mí.
Mientras el Creador me ilumine a través de Su otorgamiento, esta
característica se encuentra dentro de mí y hasta ese grado yo tengo esa
característica. Pero si el Creador me quita Su otorgamiento, yo inmediatamente
caigo. Es como si una fuerza magnética me sostuviera en el aire como una pieza
de metal. Esta actúa en mí todo el tiempo, y entonces estoy suspendido en el
aire. En el momento en que está influencia cesa, en el momento en que el imán
deja de influir, la fuerza que sostiene la pieza de metal, y su campo
desaparecen, entonces inmediatamente esta pieza cae.
Así recibimos nosotros también la fuerza de otorgamiento. No la
recibimos directamente dentro de nuestra naturaleza; en su lugar siempre
permanecemos con la naturaleza del deseo de recibir, como una pieza de metal
suspendida en el aire. Esta puede estar suspendida en el aire sólo debido a la
influencia de la Luz. Por lo tanto, la plegaria nunca debe detenerse; nosotros
dependemos del Creador todo el tiempo
(De la preparación para la lección diaria de Cabalá, laitman.es)
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