Nos dieron estar entre dos deseos, y debemos clasificarlos y revisar
que preferimos. No sabemos que es amor, y no sabemos que es Creador,
pero sabemos con certeza que hay dentro de nosotros una sensación clara
de quien “soy” comparado con quien “eres tú”. Está claro sin duda alguna
que soy más invaluable que tú, y así, en forma natural, vivimos según
la cuenta de lo que nos conviene, desde una leve consideración en el
otro.
Los cabalistas dicen que si queremos llegar a la segunda naturaleza,
del amor, podemos hacerla desde esta realidad en la cual vivimos, desde
el intento de llegar al opuesto de ella. Debemos llegar al estado donde
existimos para servir al otro porque con esto llegamos a servir al
Creador. En esta forma cambiamos nuestra relación hacia el mundo, de
usarlo en nuestro beneficio a usarlo a favor del mundo. Esto se llama
trabajo de Hashem.
Si llegamos a una medida cualquiera, por pequeña que sea, donde
podemos servir al prójimo, llegamos a la primera medida completa, e
inmediatamente atraemos desde este uso a la Luz, el llenado que se llama
Creador. Así avanzamos en la escalera de niveles y transformamos odio
en amor, arreglamos la vasija y revelamos al Creador. Pero desde un
principio debemos fijar que hacemos esto para llegar a servir al
Creador.
Este es nuestro trabajo práctico, y todo se encuentra delante de
nosotros, porque el prójimo se encuentra delante nuestro, nosotros
describimos el amor y el odio con respecto a ellos.
(Consejo diario para el que está en el camino)
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