Dr Rav Michael Laitman
Las leyes de la naturaleza, nuestro lugar en el mundo y nuestro comportamiento han sido estudiadas por científicos y filósofos durante miles de años.
Además de las suposiciones lógicas, la ciencia utiliza información e investigaciones cuantificables. Pero nuestros científicos e investigadores han descubierto que cuanto más avanzan en sus estudios más oscuro y confuso se muestra el mundo.
El progreso que la ciencia ha aportado a nuestro mundo es incuestionable, pero limitado. El mundo interior del hombre, su alma, su comportamiento y sus fuentes de motivación no pueden medirse con las herramientas de los científicos. El hombre, el constituyente más numeroso de la creación, sigue sin tener conocimiento del papel que juega en el universo.
El hombre siempre ha buscado respuestas a las preguntas básicas sobre la vida: ¿Quién soy? ¿Qué objetivo tiene mi vida aquí? ¿Por qué existe el mundo? ¿Seguimos existiendo después de que nuestro cuerpo físico complete su tarea?
En este mundo de presiones constantes, algunos encuentran satisfacción pasajera en las técnicas orientales, en métodos de relajación o minimizando sus deseos y expectativas personales para reducir su sufrimiento. Algunas formas de meditación, nutrición y ejercicio físico y mental tranquilizan los instintos naturales del hombre y le permiten encontrarse más cómodo en su estado físico. Estos procesos le enseñan a reducir sus expectativas pero lo ponen en conflicto con sus verdaderos deseos.
Nuestra experiencia de vida nos demuestra que tenemos ilimitados deseos, pero nuestros recursos para satisfacerlos son limitados. Esta es la razón por la que es imposible evitar por completo el sufrimiento. Y este es, precisamente el tema de la Cabalá.
La Cabalá responde a las preguntas básicas de la vida.
Estas preguntas básicas del ser humano añaden otra dimensión al sufrimiento humano. No nos permiten sentirnos satisfechos ni siquiera cuando esta o aquella meta ha sido alcanzada. Cuando conseguimos el objetivo por el que hemos estado luchando, inmediatamente empezamos a sentir otro placer insatisfecho. Esto impide al hombre disfrutar de otros logros y su sufrimiento se renueva. Retrospectivamente, el hombre se da cuenta de que ha pasado la mayor parte de su tiempo esforzándose en conseguir objetivos que le han aportado muy poco placer aparte del éxito en sí.
Todos, cada uno a su manera, intentamos responder a estas preguntas desde las fuentes de información de que disponemos. Cada uno de nosotros formulamos nuestra propia percepción del mundo basándonos en nuestra propia experiencia. La realidad y la vida cotidiana ponen nuestra percepción constantemente en duda, haciéndonos reaccionar, mejorar o cambiar. Para algunos de nosotros este proceso ocurre a un nivel consciente, para otros, inconscientemente…
La Cabalá se dirige a todos aquellos que buscan aperturas de consciencia. Enseña a adquirir un sentimiento esencial de la esfera espiritual – la sexta esfera – que afecta nuestra vida en este mundo. Esto nos permite percibir el mundo superior – el Creador – y conseguir control sobre nuestras vidas.
Además de las suposiciones lógicas, la ciencia utiliza información e investigaciones cuantificables. Pero nuestros científicos e investigadores han descubierto que cuanto más avanzan en sus estudios más oscuro y confuso se muestra el mundo.
El progreso que la ciencia ha aportado a nuestro mundo es incuestionable, pero limitado. El mundo interior del hombre, su alma, su comportamiento y sus fuentes de motivación no pueden medirse con las herramientas de los científicos. El hombre, el constituyente más numeroso de la creación, sigue sin tener conocimiento del papel que juega en el universo.
El hombre siempre ha buscado respuestas a las preguntas básicas sobre la vida: ¿Quién soy? ¿Qué objetivo tiene mi vida aquí? ¿Por qué existe el mundo? ¿Seguimos existiendo después de que nuestro cuerpo físico complete su tarea?
En este mundo de presiones constantes, algunos encuentran satisfacción pasajera en las técnicas orientales, en métodos de relajación o minimizando sus deseos y expectativas personales para reducir su sufrimiento. Algunas formas de meditación, nutrición y ejercicio físico y mental tranquilizan los instintos naturales del hombre y le permiten encontrarse más cómodo en su estado físico. Estos procesos le enseñan a reducir sus expectativas pero lo ponen en conflicto con sus verdaderos deseos.
Nuestra experiencia de vida nos demuestra que tenemos ilimitados deseos, pero nuestros recursos para satisfacerlos son limitados. Esta es la razón por la que es imposible evitar por completo el sufrimiento. Y este es, precisamente el tema de la Cabalá.
La Cabalá responde a las preguntas básicas de la vida.
Estas preguntas básicas del ser humano añaden otra dimensión al sufrimiento humano. No nos permiten sentirnos satisfechos ni siquiera cuando esta o aquella meta ha sido alcanzada. Cuando conseguimos el objetivo por el que hemos estado luchando, inmediatamente empezamos a sentir otro placer insatisfecho. Esto impide al hombre disfrutar de otros logros y su sufrimiento se renueva. Retrospectivamente, el hombre se da cuenta de que ha pasado la mayor parte de su tiempo esforzándose en conseguir objetivos que le han aportado muy poco placer aparte del éxito en sí.
Todos, cada uno a su manera, intentamos responder a estas preguntas desde las fuentes de información de que disponemos. Cada uno de nosotros formulamos nuestra propia percepción del mundo basándonos en nuestra propia experiencia. La realidad y la vida cotidiana ponen nuestra percepción constantemente en duda, haciéndonos reaccionar, mejorar o cambiar. Para algunos de nosotros este proceso ocurre a un nivel consciente, para otros, inconscientemente…
La Cabalá se dirige a todos aquellos que buscan aperturas de consciencia. Enseña a adquirir un sentimiento esencial de la esfera espiritual – la sexta esfera – que afecta nuestra vida en este mundo. Esto nos permite percibir el mundo superior – el Creador – y conseguir control sobre nuestras vidas.
Continuará...
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