Nuestro mundo realmente es un mundo de ilusiones. Para empezar, cada criatura viva lo percibe de forma diferente. Cada uno de nosotros se agarra a una ilusión de la existencia de este mundo - nuestro mundo.
Si nuestros órganos sensoriales fuesen diferentes, veríamos el mundo también de forma diferente. Si viéramos en infrarrojos, ultravioleta o rayos x, si escucháramos, oliéramos o sintiéramos en un rango diferente de frecuencia, nuestro mundo - la suma de nuestras sensaciones - sería completamente diferente y dibujaría para nosotros un cuadro completamente distinto. Se sabe que los perros perciben el mundo como lugares de esencias, y las serpientes en forma de estímulos termales - ambos ven el mundo diferentemente. Si no tuviésemos nuestro sentido de la vista (que nos provee del 90 por ciento de toda la información que recibimos), percibiríamos el mundo también de forma diferente, y nos adaptaríamos a él consecuentemente: si no pudiera ver cualquiera de estos objetos, pero supiera de su existencia sólo a través de las sensaciones táctiles, crearía mi modelo del mundo interior basado en esas sensaciones.
En otras palabras, si reemplazáramos nuestros cinco sentidos - la vista, el sonido, el olor, el sabor y el tacto - por otros diferentes, o cambiáramos su rango de frecuencia, nuestra cosmovisión naturalmente sería diferente. Ese hecho aislado nos dice que el mundo es simplemente nuestra realidad subjetivamente percibida, la que existe dentro de nosotros. Si sumáramos órganos sensoriales diferentes, complementaríamos el cuadro de un mundo irreconocible y diferente. Pero no tenemos aun la pista más leve de lo que carecemos.
A sus cinco órganos sensoriales usuales, los cabalistas suman un sentido adicional, denominado "alma." Éste no es simplemente un sentido adicional; funciona según un principio fundamentalmente diferente - un principio de otorgamiento, en vez de uno de consumo. En otras palabras, absorbe información externa, por consiguiente asemejándose a lo que existe fuera de él. Y entonces percibe el cuadro verdadero del mundo exterior, uno que no está pervertido ni distorsionado por su cuerpo y sus parámetros. Esa es la diferencia entre una percepción cabalista de la realidad y nuestra percepción egoísta.
Una percepción altruista no desestabiliza la cosmovisión de uno; más bien, da una sensación, una conciencia y un conocimiento del mundo tal como es, sin distinción del observador. Y ésta es la ventaja principal de
Para leer la charla completa:
http://www.kabbalah.info/es/table-of-contents/rav-michael-laitman/charlas/818
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