Así como la sociedad en la que vivo me dicta todas las cosas que yo hago, ella también puede obligarme a salir de mi mismo. Si todos comenzamos a contarnos unos a otros que otorgar es bueno, que debemos amar al prójimo, si comenzamos a elogiar al que actúa a favor de la sociedad, no tendremos otra opción que desear ser así.
Con esto nosotros llevaremos a cabo nuestro libre albedrío, porque cada uno construye este entorno solo. El Creador no lo construye para nosotros, y por medio de la construcción de mi entorno, este influye en mí y yo construyo al Creador que hay en mí. Por medio del entorno que construí yo me transformo en otorgante, en Creador. O sea, que mi propia realización se hará por medio de esa fuerza ajena que se llama entorno.
Esta es nuestra única elección, y debemos entender que no es difícil de realizar, porque yo de todas formas estoy influenciado por el entorno y no tengo opción, lo que ellos quieren yo también querré.
Congreso de Nueva York, 1° Clase, 1:08:14-1:10:4
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