Por Rav Dr. Michael Laitman
La Sabiduría de la Cabalá nos enseña cómo disfrutar de la vida aquí y ahora. Nos explica toda clase de términos como el mundo por venir, las almas, las reencarnaciones, vida y muerte, los cuales se refieren únicamente a los estados internos que experimenta el hombre en el transcurso de su desarrollo espiritual, mientras vive aquí, en este mundo. Por lo tanto, nos queda una sola pregunta, ¿cómo podríamos nosotros llegar a obtener tales sentimientos? ¿Cómo hacemos para que se abra ante nosotros el cuadro completo de la realidad? Es sabido que cada uno determina su propio orden de preferencias. Hay asuntos más importantes, menos importantes y hay aquellos que preferimos postergar para el día siguiente. Nosotros clasificamos la importancia de nuestros programas de acuerdo a un solo elemento: ¡El propósito de nuestra vida!
Algunas personas están dispuestas a invertir toda clase de esfuerzos y recursos en el amor, otras en el dinero, fama o conocimiento, pero cuando se enfocan en un solo placer, descuidan los demás. Por lo tanto, la mayoría prefiere abstenerse de los grandes deseos para evitar grandes pérdidas. Es decir, se complacen con apenas algo de cada cosa y reprimen cualquier deseo que requiera demasiada atención. Al plasmar sus obras, los cabalistas definieron un solo objetivo: demostrar al hombre cómo conseguir la vida eterna; llena de alegría y placer ilimitados. Para alcanzar este fin se sumergieron en la investigación del “deseo de recibir placer y deleite” del ser humano.
Los más destacados cabalistas de nuestros tiempos son aquellos que nos proporcionaron las explicaciones más claras acerca de las leyes de la Cabalá. Rabí Yehudá Ashlag, conocido como “Baal HaSulam” por su prestigioso comentario “Sulam” (Escalera) sobre el Libro del Zóhar y su hijo, Rabí Baruj Ashlag que amplió los comentarios y explicaciones de su progenitor Ellos son los cabalistas que nos guían en este camino.
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