La humanidad se desarrolla desde el
pequeño egoísmo a uno de gran tamaño. Hace algún tiempo, la persona descubría de
manera natural que necesitaba una familia y, además que, cuanto más grande la
familia, más segura era. De esta manera, instintivamente comenzaba a unirse con
los demás, cuando salía de un estado de barbarie.
Las familias crecían y se convertían en
tribus, y se expandían tanto que las personas que solían estar alejadas, se
acercaban. Aparecieron los pueblos y ciudades, los lazos familiares dieron paso
a formaciones más extensas, a naciones que vivían en su propio país y se
conectaban por medio de su pertenencia a su destino común, a una mentalidad
común.
Sin embargo, los lazos familiares
también mantuvieron su poder, lo cual permaneció como algo necesario para la
existencia hasta hace poco. Sólo durante las últimas décadas, hemos destruido
estas fronteras, al ofrecerles a las personas servicios que ya no les permiten
sentir la necesidad de una familia. Esto condujo a la crisis en la institución
de la familia, porque el matrimonio ya no promete los mismos beneficios.
Al mismo tiempo, la sensación de pertenencia a una nación, es muy importante
para la persona.
Sin embargo, nosotros continuamos
desarrollándonos, y hoy, nos guste o no, está creciendo dentro de nosotros un
nuevo sentimiento, que ahora abarca todo el globo. Esto se debe a que las
nuevas tecnologías y comunicaciones han hecho pequeño y accesible al mundo. Hoy
en día este está encargado de gran interdependencia, las distancias se vuelven
más pequeñas, los sistemas se unificaron, y nosotros estamos acercándonos al
estado de un todo único.
De esta manera, si antes la noción
de “familia“, aunque debilitada, se extendió por todo el camino hasta las
fronteras del país y era tan grande como la nación misma, ahora abarca a toda
la humanidad. La migración es cada vez mayor, las naciones están mezcladas, las
fronteras está borrándose, hoy, todo está moviéndose en esta dirección.
¿Qué podemos decir sobre el pueblo de
Israel dentro de esta conexión? Su base fue puesta por un grupo de cabalistas
creado por Abraham. Estas personas no estaban conectadas de ninguna manera, a
excepción de una sola cosa: En una determinada etapa de su desarrollo interno,
ellos sintieron que la unidad era el camino para alcanzar al Creador.
Los otros residentes de la antigua
Babilonia también se esforzaron hacia el Creador, pero de otra manera, ellos
estaban construyendo la torre de Babel de manera egoísta, deseando ser como Él.
Estas ambiciones siguieron creciendo a lo largo de toda la historia: “Nosotros
controlaremos nuestras propias vidas, jugaremos con el comercio y la
producción, conquistaremos el cosmos, nosotros, nosotros, nosotros…”
Sin embargo, incluso entonces, algunos
babilonios ya querían alcanzar la esencia de la vida, y no sólo seguir
complaciéndose a sí mismos de cualquier manera posible. Después de todo, el
propósito de la vida es alcanzar la esencia de ella. Y es por eso que, cuando
surgió la crisis y la Torre de Babel fue destruida, esta gente escuchó a
Abraham y entendió que hay un método que permite penetrar en la esencia y
revelar la fuerza superior.
Y hoy, estamos en una situación similar.
Los individuos que están entre los modernos “Babilonios” del mundo, se reúnen
en el grupo de Bnei Baruj con el fin de revelar al Creador. Ellos son llamados
los “hijos de Israel“.
Además, existe el pueblo de Israel
“corporal”, los descendientes de aquellos que una vez salieron de Babilonia con
Abraham en la primera crisis global. Las Reshimot, las “huellas”
del camino que han recorrido, permanecieron dentro de ellos, y nosotros debemos
cuidar de ellos. Esto se debe a que cada uno de ellos tiene “marcas” del
ascenso anterior y de la ruptura que lo siguió.
Esta es la razón por la cual la gente
los odia: Por un lado, al romperse, ellos le han pasado chispas de otorgamiento
al mundo entero, y por el otro, todos sienten que son únicos y que una cierta
oscuridad proviene de ellos como consecuencia única de las chispas, y la
oscuridad como consecuencia de la situación actual.
Nosotros todavía revelaremos mucho a lo
largo del camino, pero de una manera u otra, hoy ha llegado el momento
volvernos hacia la nación, a los descendientes de los estudiantes de Abraham, a
los descendientes de la antigua Babilonia. Como Baal HaSulam escribe
en su diario La Nación, ellos mismos deben despertar una conexión nacional en
su entorno. Y esta conexión sólo puede basarse en una sola cosa: el principio
de amar al prójimo como a sí mismos. El pueblo judío fue fundado inicialmente
de esta manera, y ¿podrían ellos estructurarse de otra forma hoy en día? Todos
los intentos solo demuestran que sin su base, esta nación es como una bolsa de
nueces, lista para desmoronarse y expandirse, a la primera oportunidad, por
todo el mundo.
Y esta es la razón por la que Baal
HaSulam escribe: “Es por eso que yo dije que tenemos que arreglar por
nosotros mismos una educación especial por medio de una amplia circulación,
inculcar en cada uno de nosotros un sentimiento de amor nacional, tanto de una
persona a otra, como de los individuos hacia la totalidad, y redescubrir el
amor nacional que fue inculcado en nosotros desde el momento en que estábamos
en nuestra tierra, en que éramos una nación entre las naciones”.
Si la
nación falla al adquirir su base, no se las arreglará para permanecer dentro de
las fronteras del país y sentar allí sus raíces. Por esta razón el mundo entero
no está de acuerdo con el regreso de los judíos a su tierra, éste aun no siente
que ellos tengan conciencia de nación para vivir en la tierra de Israel. Los
judíos son capaces de vivir en cualquier lugar, y muchos aún no sienten que
pertenecen y que están interconectados con los de su nación. Este vicio se
siente en ellos y el mundo entero reacciona en consecuencia.
(De la Lección Diaria De Cabalá, Escritos de Baal HaSulam, laitman.es)
0 comentarios:
Publicar un comentario