Después del rompimiento del alma única de Adam, un nuevo sistema se formó de sus partes llamado el sistema de “las almas caídas”.
Cada uno de nosotros es una parte de este sistema no corregido que tiene el propósito de corregirnos. Inicialmente, se creó un sistema de mundos (o de conexiones potenciales entre nosotros). Es como si tuviéramos frente a nosotros un rompecabezas que debemos reconstituir.
Aunque todo lo que vemos es un cuadrado vacío en donde tenemos que colocar todas las piezas separadas que tienen diferentes formas, a cada pieza originalmente le fue asignado su propios espacio y forma. Y esa es nuestra tarea: entender la forma y el lugar de cada pieza del rompecabezas.
Los Mundos Superiores están construidos exactamente de la misma forma, como rompecabezas que se esconden uno dentro del otro con todas sus numerosas formas. No podemos diferenciarlos pero sí existen. El lugar en donde nuestras almas tienen que elevarse y conectarse está ya allí, pero está oculto de nosotros. Por eso es que se llama “nuestro mundo” (Olam), un derivativo de la palabra “ocultamiento” (Alama).
Yo tengo que ocupar mi lugar en el “rompecabezas” y utilizar mis cualidades correctamente para descubrir el lugar en donde ajusto. Cuando lo hago, veo que todo el resto de las partes (excepto yo) ya están en su lugar y el rompecabezas ya está completado. El sistema está listo para aceptarme en mi forma corregida; se llama “el sistema de las palabras” y ya está construido. Mi responsabilidad es colocar mi parte. No tengo que preocuparme por el resto del sistema porque ya está corregido; se le denomina el Mundo de Atzilut.
Al mirar esta imagen, veo que tengo que establecer una conexión sólo con las piezas que se encuentran junto a mí. Pero las partes vecinas tienen que permanecer conectadas con otras partes y esas partes a su vez conectarse con las de al lado. Así es como encuentro la conexión correcta con todas las almas.
(laitman.es, 27 de enero, 2010)
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