(La primera parte del artículo: http://bneibaruchmexico.blogspot.mx/2012/10/el-jardinero-espiritual-parte-1.html )
Escarbar
En
la espiritualidad, cavar con el azadón significa examinar el interior de las
profundidades de nuestra alma. Según la Cabalá, sólo ahí, dentro de nosotros
mismos, descubriremos por qué venimos a este mundo.
Las respuestas a todas las
interrogantes en nuestra vida se encuentran en lo profundo de nuestro ser. Si
queremos por tanto hallarlas debemos escarbar dentro de nuestras almas para que
afloren.
Extirpar las callosidades
Una
callosidad es un defecto superficial. Puesto que la espiritualidad concierne a
la relación de la persona con la Naturaleza, se trata de un proceso muy íntimo,
por lo que es conveniente guardar nuestras reflexiones espirituales para
nosotros mismos. Cuando te encuentres trabajando en tu jardín, nadie necesita
saber lo que pasa por tu mente.
Está bien si piensas en fertilizar si es lo que
estás haciendo físicamente en ese mismo momento. Pero, si al mismo tiempo fertilizas
tu alma, obtienes una ganancia doble: en el jardín espiritual de tu alma y en
tu jardín físico. Y si deseas que los frutos espirituales sean de larga
duración, guárdalos bien en tu interior.
Quitar el exceso de hojas
Mientras
estudiamos la Cabalá con el fin de redescubrir la Naturaleza, nuestros esfuerzos,
deseos e intenciones se llaman “hojas”. Una vez establecida esta relación con
la Naturaleza, estos esfuerzos, deseos e intenciones se convierten en “frutos”.
No cambiamos lo que somos, sino en lo que enfocamos nuestra atención: la
espiritualidad significa enfocarse en la Naturaleza mientras que la corporalidad
significa enfocarnos en nosotros mismos.
Las
hojas son muy importantes. Son hermosas, nos dan sombra y protegen al fruto
mientras está creciendo. Las hojas en exceso agotan el agua y la energía del
árbol, pero necesitamos una cantidad suficiente para ayudar al fruto a crecer
grande y jugoso. De
igual forma, cuando estás aprendiendo a ser espiritual no te asombres si no
estableces una conexión con la Naturaleza rápidamente, tus “hojas internas” la
están ocultando de ti. Aún cuando no estés consciente de esto, protegen los
frutos que ya están creciendo en tu interior, escondidos entre el follaje.
Pulverizar
Pulverizar
en hebreo (el lenguaje original de la Cabalá) quiere decir cubrir con polvo o
arena. También significa batallar. Para relacionarse con la Naturaleza es
indispensable tender un puente sobre la barrera que separa nuestro mundo del
mundo espiritual. Venimos aquí totalmente centrados en nosotros mismos y para
poder relacionarnos con la Naturaleza, necesitamos centrarnos en ella.
Y
tendremos que batallar, porque nuestra naturaleza inherente se opone a
enfocarse en la Naturaleza y nos envía pensamientos contrarios. Nuestro trabajo
es “cubrir con polvo” estos pensamientos y enterrarlos bajo la convicción de la
importancia y el mérito de nuestra meta.
Agua
El
agua existe arriba – en el cielo - y abajo – en la Tierra. Es el ingrediente principal
de todo lo que tiene vida. Por tanto, no es sorprendente que el agua represente
también a la Naturaleza o más precisamente, la misericordia. Así como la
Naturaleza es omnisciente, el agua también contiene toda la información en el
universo.
Las
plantas saben cómo usar esta cualidad del agua y ésta les dice cuándo es tiempo
de florecer. Para crecer, una planta necesita sólo agua y minerales que la
mayor parte de las veces extrae del agua misma. No existe otra sustancia que
tenga la capacidad de ser la única causa de vida y crecimiento como el agua.
El ciclo
hidrológico permite al agua conectar a los mundos de “arriba” con los de
“abajo”, tal como lo hace el Creador en la espiritualidad. Así, saber cuánto y
cómo regar una planta es la única y más importante información que necesita el
jardinero.
Ser un
jardinero espiritual
De todo
lo comentado, es claro que la jardinería física no es como cualquier otro
pasatiempo. Es un compromiso serio de raíces profundamente espirituales. La
jardinería espiritual, sin embargo, tiene el propósito más noble y puede elevar
a las personas que la practican a los reinos ocultos de la existencia, donde
nuestras almas se encuentran conectadas entre sí y con la Naturaleza que las
creó, en amor eterno e infinito.
(La Voz de la Cabalá, Edición # 1)
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