Mientras el hombre pasa
por su evolución, todo su desarrollo ocurre mediante el desarrollo de la
voluntad de recibir placer, llamada auto amor o egoísmo. Por lo tanto, si una
persona no siente que recibirá algo, él es incapaz de realizar incluso la más
pequeña acción. Él lo siente en el interior como una falta de motivación o
energía, necesaria para que realice un movimiento interno o físico.
Pero
la Naturaleza es la cualidad del altruismo, otorgamiento y amor, opuesto al egoísmo. Y dirige al
hombre a adquirir esta cualidad al desarrollarlo en un sufrimiento cada vez más
grande, al que gradualmente llega a ver como un derivado de su propio egoísmo y
el egoísmo general de toda la humanidad. En otras palabras, el objetivo que la
Naturaleza establece para nuestro desarrollo es que el hombre alcance la
equivalencia con ella. Y este objetivo está destinado expresamente para el
hombre porque el egoísmo está ausente en los niveles inanimado, vegetativo, y
animado de la naturaleza, los cuales están gobernados y existen
instintivamente, simplemente obedeciendo a la naturaleza.
Ya
que suprimir el egoísmo es contradictorio a nuestra naturaleza y nuestro ser
por entero, necesitamos por lo tanto un grupo de personas afines para darnos
más fuerza para suprimirlo. Es por eso que necesitamos un grupo que una a las
personas que tienen un deseo: lograr un ascenso por encima del egoísmo y la
repulsión mutua, y elevarse hacia el amor mutuo.
El
resultado de unirse hacia una meta común es que en lugar de ser totalmente
débil e incapaz de resistir nuestro egoísmo, cada uno de nosotros adquiere una
gran fuerza que lo ayuda a elevarse por encima de su egoísmo hacia la unidad.
Esta
gran fuerza surge como un resultado de reunir nuestras pequeñas fuerzas
individuales, o más bien, ni siquiera fuerzas, sino sólo deseos. Esas pequeñas
fuerzas de nosotros se combinarán y se multiplicarán entre sí. Permitiendo a
cada uno de nosotros elevarse por encima de su pequeño egoísmo hacia la unidad.
Así es como cada persona adquiere un tremendo deseo de elevarse por encima del
egoísmo y alcanzar una sola meta.
Pero
para que esto suceda, cada miembro del grupo tiene que contener su “yo” en
relación a otros. Esto sólo puede hacerse al no prestar atención a los defectos
del amigo y poner atención sólo a sus buenas cualidades. Si un miembro del
grupo se considera al menos ligeramente mejor que los otros, ya no es capaz de
unirse verdaderamente con ellos.
En
los momentos en que el grupo se ocupa de la formación integral (unificación),
debemos ser serios y no desviarnos de la meta por la cual nos hemos reunido
aquí, el logro de un solo deseo de mutuo otorgamiento y amor, y la similitud
con la Naturaleza nos lo demanda.
Los
esfuerzos para elevarnos por encima de mí egoísmo no pueden realizarse en
reuniones casuales, sino sólo en un grupo constante de amigos bajo la guía de
un instructor. Durante su trabajo en el grupo y en general, en la vida, los
miembros del grupo deben tratar de excluir la frivolidad de sus deseos porque
el comportamiento irreflexivo o incluso pensamientos destruyen todos los
esfuerzos personales y de grupo para unirse.
(Basado en el artículo de Rabash “El propósito
de la sociedad (2)”, laitman.es)
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