La ruptura de las vasijas no es sólo una ruptura sino que es la revelación de los lugares en los que previamente había imperfecciones que estaban ocultas. Ahora, sin embargo cuando la falla ha sido revelada, es posible aclararla, examinarla en toda su profundidad y corregirla al completar lo que faltaba en ella.
Así que se crea un estado mucho más fuerte y más sublime después que nosotros juntemos otra vez todas las partes. Antes solo se veía completa, pero por dentro había muchas grietas. Es la iluminación que se añade al final de la tercera fase de la creación la que faltaba en la vasija del mundo de Ein Sof (Infinito) en la fase uno.
Mientras
avanzamos hacia la revelación, tenemos que entender cómo reunir las vasijas
(deseos) rotas. Baal HaSulam escribe acerca de esto en Igrot (Cartas),
pg. 70: “Sin embargo, a causa de la ruptura de las vasijas, todas la Otiot (letras)
fueron expulsadas hacia conductos corporales y personas. Cuando uno se corrige
a sí mismo y llega a la raíz de su alma, debe reunirlas por su cuenta, una por
una, y llevarlas de regreso a la raíz, a la santidad”.
Con la ruptura de las vasijas en el mundo espiritual, fue formada una capa
más áspera de deseo llamada “este mundo”, que es donde nos encontramos ahora.
Todo lo que sucedió en ese momento de la ruptura es ahora revelado en nuestro
mundo de una forma corrupta, entre las personas corporales.
Y si la persona se da cuenta de que todo lo que sucede entre ella
y los otros es un resultado de la fragmentación de los deseos, entonces ella
toma todas las conexiones con otras personas y las regresa a la raíz, las corrige una por una. Eso
significa que ella “se sentencia a sí misma y al mundo entero a una escala de
mérito”.
(Reflexión
diaria, De la lección diaria de Cabalá, Shamati # 38)
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