El objeto principal de la investigación de la creación es el
análisis de las acciones del Creador, con el fin de aprender a actuar de la
manera en que Él lo hace y adquirir la habilidad de imitar Sus acciones.
Los actos del Creador se llaman “gobierno” o “naturaleza de la
creación”. Los científicos también investigan las acciones del Creador (ellos
las denominan “naturaleza”, “leyes de la naturaleza”) persiguiendo el mismo
objetivo: aprender con el fin de imitar la “sabia” naturaleza.
Todo lo que hacemos en nuestra vida es una imitación de la
naturaleza. Toda obra de la mano o pensamiento del hombre – la tecnología, la
música, el arte – todo se basa en la semejanza con la naturaleza.
Incluso la fantasía más estrafalaria es resultado de nuestra
naturaleza. No podemos escaparnos de ella. Todo lo que somos capaces de crear
no es más que el desarrollo de algo inculcado en nosotros.
No podemos crear algo nuevo. Sólo promovemos las acciones del
Creador, que Él promulga a través de nosotros. Simplemente nos parece que
hacemos las acciones nosotros mismos. Así fuimos creados: actuamos
constantemente conforme lo dicta la naturaleza pero estamos convencidos de que
somos nosotros quienes estamos llevando a cabo nuestros deseos personales.
La verdad es que éstas son también acciones del Creador. Es un
programa de nuestro desarrollo. Todos nuestros “descubrimientos” son
revelaciones de cosas ya existentes, pero antes ocultas de nosotros.
Nuestro cuerpo físico es como el cuerpo de un animal. Es similar a
todos los cuerpos de nuestro mundo y, obviamente, no tiene ninguna propiedad
espiritual en sí. Los cuerpos, en nuestro mundo, no difieren en términos de
propiedades espirituales; sólo se intercambian en el proceso de la
reencarnación.
Si no hay diferencia espiritual cualitativa, no importa cuán
diferentes sean nuestros cuerpos fisiológicos, espiritualmente se consideran
como un solo cuerpo. En la espiritualidad la diferencia reside en las
propiedades, cualidades. Es porque la cáscara material exterior no existe en el
reino espiritual.
Por esta razón, cuando un Cabalista observa este mundo, ve a un
representante de cada especie. Pero si un Cabalista observa a la naturaleza a
través del prisma de las verdaderas propiedades espirituales, entonces su
visión, la cual sólo distingue propiedades espirituales, no capta nada en
nuestro mundo, más que vacío.
Las propiedades fisiológicas de los cuerpos son idénticas. Por
ejemplo, si alguien sufre de alguna enfermedad, el médico le tratará de la
misma manera que lo hace con pacientes que padecen de la misma enfermedad. En otras palabras, nuestros cuerpos son similares. Mientras que en
la espiritualidad, un cuerpo es totalmente diferente del otro. Por supuesto, esto es válido para todos los objetos de nuestro
mundo - todos los cuerpos inanimados son como un solo cuerpo, todas las plantas
son como una sola planta y todos los animales son como un solo animal.
Hay un único reino espiritual. Es el reino de las propiedades que
están más cerca o más lejos en relación con el Creador. La presencia de los
cuerpos materiales –inanimados, vegetativos, animados – no importa en el
reino espiritual, porque aquí la diferencia se define sólo en términos de
propiedades espirituales.
Si un cierto número de cuerpos no difieren entre sí, se funden en
uno solo. De acuerdo con esta ley de equivalencia de forma, quien adquiera las
cualidades del Creador, se funde con el Creador.
Toda la creación existe en este reino espiritual. Cobró existencia
después de que el Creador se reveló y continúa revelándose, al nivel de
similitud de forma con Él. Sólo existimos Él y nosotros.
En la medida en que nuestras propiedades se asemejan a las de Él,
aumenta nuestra sensación de Él. El movimiento espiritual es el cambio interior
que ocurre cuando la sensación del Creador se hace más o menos evidente.
Podemos decir que la fuerza de Atracción del Creador opera en el
reino espiritual. Esta fuerza atrae a la persona hacia el Creador, al nivel en
que la persona se asemeja a Él, y así es cómo la persona se mueve. Estos son movimientos consecutivos, de múltiples niveles. El
mejoramiento gradual de las propiedades de la persona es un proceso de
comprensión y evaluación internas de sus propiedades como malas, seguido de
esfuerzos voluntarios para mejorarlas con ayuda del Creador.
El recibir ayuda crea una nueva propiedad en la persona.
Automáticamente, según la “ley de la gravitación”, ocupa un nivel nuevo,
más alto, correspondiente a las nuevas propiedades de la persona. Entre mayor sea el grado de la persona, más cualidades
tendrá en común con la creación. Es similar en nuestro mundo, cuando una
persona, que pasó por muchos estados y ha adquirido experiencia, gana la
experiencia de muchas personas. Por esta razón, lo general es superior a lo
particular.
Es por eso que la persona leal a su nación es superior al hombre
ordinario; la persona leal al mundo es superior a alguien leal a su nación. Hay
una diferencia entre las personas devotas a su familia, su ciudad, su nación o
al mundo.
Por Rav Dr. Michael Laitman
(kabbalah.info/es)
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