Cuando leemos El libro del Zóhar,
debemos imaginar que ya estamos en el estado más elevado- debemos desear
alcanzarlo. El estado
más elevado es el estado en el que estamos conectados.
El Zóhar describe cómo la
fuerza de otorgamiento llega a nosotros y qué trabajo lleva a cabo en nosotros.
Al leer juntos este libro una y otra vez, esperamos que la fuerza de
otorgamiento nos afecte mediante llevar a cabo todas las acciones espirituales
dentro de nosotros.
Si estuviéramos en la revelación del mundo espiritual,
entonces durante la lectura, todo lo que leemos estaría realizándose
abiertamente en nosotros. Pero si estamos en un estado de ocultamiento y
queremos que esas acciones sucedan dentro de nosotros, aún así son realizadas
dentro de nosotros, ¡pero de una manera oculta y al grado en el que no estamos
aún en el mundo espiritual!
Es justo como un niño que se sienta en un auto de juguete,
girando el volante e imaginando que está conduciendo. Él está realmente
conduciendo, y de cierta manera es como el conductor real en el cual se
convertirá en quince o veinte años. Ya está en el proceso, pero en los grados y
estados previos en los que no ha alcanzado la realización real aún. Pero esos
estados son esenciales en el camino.
Similarmente, al leer El Zóhar ahora e imaginar que estamos en este,
estamos permitiéndole a la Luz actuar específicamente en los atributos acerca
de los cuales leemos. No hace diferencia si entendemos o no lo que está
escrito; mientras tanto, la Luz nos influye y nos hace avanzar.
No sé lo que está oculto detrás de los nombres de las Sefirot y
los ángeles, y no puedo describir nada, pero eso no hace ninguna diferencia. Yo
sólo imagino una cosa: Justo ahora estoy bajo la influencia de la Luz, la
fuerza de otorgamiento que me concederá esta fuerza para que gobierne sobre la
fuerza de recepción en mí. Así seguiré adelante hasta que esta Luz permanezca
conmigo de forma permanente.
(De
la lección diaria
de Cabalá, El Zóhar, laitman.es)
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