Cuando pensamos o sentimos algo y deseamos transmitírselo a otra persona para que también lo sienta utilizamos palabras. Existe un consenso generalizado acerca del uso de las palabras y sus significados. Si calificamos a algo de "dulce", la otra persona imagina inmediatamente el mismo sabor. Pero, ¿ cuánto se acerca su concepto de lo dulce al nuestro?, ¿cómo podríamos comunicar mejor nuestras percepciones manteniendo el uso de palabras?
Las percepciones de los cabalistas superan nuestro nivel. No
obstante, ellos desean transmitirnos su admiración por cosas que no tienen
significado para nosotros. Para esto, utilizan instrumentos tomados de nuestro
mundo: con frecuencia palabras, a veces notas y en ocasiones otros medios.
Los cabalistas escriben acerca de sus experiencias y
percepciones en los mundos superiores, acerca de las fuerzas superiores y de lo
que descubren allí. Escriben para otros
cabalistas, pues la interacción de sus estudios es esencial y fructífera. Luego
sus escritos llegan a quienes aún no han sentido la espiritualidad, aquellos
para quienes aún se encuentra oculta. Las palabras y las letras componen un código
que señala el objeto espiritual y su situación única. Cuando un cabalista lee
lo que otro cabalista ha escrito, puede reconstituir el texto y percibir
exactamente lo que su colega cabalista quiso decir; tal como un músico puede
reproducir una pieza musical que fue escrita por otro compositor 500 años
atrás, a través de las notas, o como nosotros marcamos los signos matemáticos
con números.
Como en el mundo espiritual no existen palabras que puedan
describir sus percepciones espirituales, los cabalistas las denominan "Ramas", una palabra
tomada de nuestro mundo. De allí que el lenguaje de los libros de Cabalá se
conoce como "Lenguaje de
las Ramas". Este lenguaje toma prestados términos de nuestro mundo
para identificar percepciones espirituales. Como cada cosa del mundo espiritual
tiene su equivalente en el mundo físico, cada raíz del mundo espiritual tiene
el nombre de su rama.
Al no poder describir con precisión nuestras percepciones, ni
medirlas o compararlas, acudimos a toda clase de términos auxiliares.
El rabino Yehuda Ashlag escribe en su "Estudio de las Diez
Sefirot" (Parte I. Mirando a nuestro interior) “…los cabalistas
eligieron un lenguaje especial al que se le denomina “Lenguaje de las Ramas”.
Nada sucede en este mundo que no tenga sus raíces en el mundo espiritual. Todo
en este mundo se origina en el mundo espiritual y luego desciende. De esta
forma, los cabalistas encontraron un lenguaje ya elaborado, con el cual
transmitir fácilmente sus logros oralmente unos a otros o por escrito para las
generaciones futuras. Tomaron los nombres de las ramas del mundo material: cada
nombre es autoexplicativo, indicando su raíz de origen en el sistema del Mundo
Superior."
Para cada fuerza y acción de este mundo existe una fuerza y
acción en el mundo espiritual que es su raíz. Cada fuerza espiritual se
correlaciona con una sola fuerza, su rama en el mundo material.
Acerca de esta correlación directa se ha escrito: "No hay brizna
nada que crezca abajo que no tenga un ángel arriba instándolo a crecer." Es decir, no hay
nada en nuestro mundo que no tenga su fuerza correspondiente en el mundo
espiritual. A causa de esta correlación directa, y porque la espiritualidad no
contiene palabras -sólo sensaciones y fuerzas- los cabalistas utilizan los
nombres de las ramas de este mundo para referirse a las correspondientes raíces
espirituales.
El Baal Hasulam prosigue, diciendo: "Con estas
explicaciones, ustedes comprenderán lo que a veces parece en los libros de
Cabalá una terminología extraña para el espíritu humano, en particular en los
textos básicos, como el Zohar o los libros del Ari. Surge la pregunta: ¿Por qué
los cabalistas utilizaron una terminología tan corriente para expresar ideas
tan elevadas? La explicación es que ningún idioma ni lengua del mundo podría
ser utilizado de forma razonable, excepto el especial lenguaje de las Ramas,
basado en las raíces superiores correspondientes. ... Si a veces se utilizan
expresiones extrañas, es porque no queda otro remedio; no debemos
sorprendernos. Lo bueno no puede reemplazar lo malo, y viceversa. Debemos
siempre transmitir exactamente la Rama o incidente que designe a su raíz
superior como lo dicte la ocasión, elaborándolo hasta encontrar la definición
exacta."
El mundo espiritual es abstracto: allí las fuerzas y las
sensaciones funcionan sin el ropaje de "animal", "mineral",
"vegetal" o "parlante". El estudiante repite una y otra vez
las ideas principales de la sabiduría cabalística: "lugar",
"tiempo", "movimiento", "carencia",
"cuerpo", "partes del cuerpo" u "órganos",
"corresponder", "besar", "abrazar", hasta
percibir en su interior la sensación correcta para cada idea.
Una vez que los cabalistas han elegido las palabras en el "lenguaje de las ramas" para la descripción de objetos
espirituales, no pueden cambiar una palabra por otra como a ellos les plazca.
Deben usar palabras que, precisamente, señalan esas raíces superiores, y ellos
no pueden renunciar ni a una sola palabra sólo porque les parezca vulgar o
inapropiada. Al igual que dos cabellos no pueden crecer en una raíz, así dos
ramas no pueden provenir de la misma raíz espiritual. Cada criatura tiene su
propia raíz superior, que no se puede reemplazar con otra.
Cada objeto en nuestro mundo tiene una raíz superior que lleva
el mismo nombre. No puede haber dos raíces diferentes con el mismo nombre, así
como dos criaturas separadas en nuestro mundo no pueden llamarse igual, ya que
son diferentes por lo menos en algo, o de otra forma serían una y la misma.
Cada objeto o fenómeno de la naturaleza debe tener un nombre específico y una
vez que se le ha designado no se le puede llamar por cualquier otro.
Las ramas forman parte integral de la Cabalá, y sin su uso, no
se puede estudiar Cabalá. Para concluir,
debemos observar que algunos así llamados "instructores de Cabalá"
transmiten a sus estudiantes interpretaciones equivocadas. El error surge del
hecho de que los cabalistas escribieron sus libros utilizando el Lenguaje de
las Ramas, usando términos de nuestro mundo para expresar ideas espirituales.
Quienes no comprenden el uso correcto del lenguaje caen en el error. Enseñan
que existe una conexión entre el cuerpo y la vasija espiritual, como si la
vasija espiritual incluyera al cuerpo, considerándolo parte del órgano
espiritual, de modo que por medio de una acción física se pudiera realizar algo
espiritual. Nosotros no afectamos el mundo espiritual por la realización
mecánica de las Mitzvot. No existe conexión entre nuestros actos físicos y el
mundo espiritual. La severidad de la prohibición de idolatría se refiere a la
materialización de la espiritualidad y no a hacer una reverencia ante alguna
pieza de madera o roca. Estas cosas ni siquiera son tema de discusión. La
idolatría es la materialización de los términos espirituales, como si los
poderes espirituales se revistieran en nuestro cuerpo, o en un trozo de carne.
Debido a ese peligro se prohibió el estudio de la Cabalá. Baal HaSulam
transmitió la sabiduría en sus libros, de tal manera, que todos pudieran
estudiarlos sin materializar los conceptos espirituales. Antes de su época, los
seres no estaban preparados para aceptarla, y la Cabalá permaneció oculta. De
hecho, el propósito del desarrollo de la humanidad es llevarla a sentir y estar
de acuerdo con que hay cosas que nosotros no podemos sentir, pero que existen;
que son invisibles, y sin embargo son magníficas y que puede haber existencia
más allá del tiempo y del espacio.
Por Rav. Michael Laitman
(kabbalah.info/es)
MATERIAL
RELACIONADO:
0 comentarios:
Publicar un comentario