Nuestra investigación sobre el mundo se resume al estudio de su reacción frente a nuestras acciones. Podemos investigar en nuestro propio nivel pero no en un nivel superior. Inclusive cuando estudiamos nuestro propio nivel, no podemos sino medir su reacción al impacto que aplicamos. Tomamos consciencia de nuestra influencia en el mundo con nuestros cinco sentidos que son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Podemos, no obstante, utilizar los instrumentos que amplían el campo de acción de nuestros sentidos limitados.
Desgraciadamente no podemos conocer más allá de lo que nuestros sentidos perciben y examinan. Es como si no existiera nada fuera de lo que percibimos. Todo lo que parece existir no vive a menos que lo examinemos y una criatura con sentidos distintos observaría las mismas cosas de una manera totalmente diferente.
Al mismo tiempo, no pensamos que nos falten órganos sensoriales, de la misma manera que no extrañamos tener un sexto dedo en las manos. Así como es imposible explicar lo que es la vista a un ciego de nacimiento, de igual manera nosotros no lograremos descubrir las formas ocultas de la naturaleza con los métodos de investigación que aplicamos hoy en día.
Existe, según la Cabalá, un mundo espiritual que nuestros sentidos no pueden discernir. En su centro, se halla una parte minúscula que corresponde a nuestro universo y nuestro planeta que es su corazón. Este espacio de información, de pensamientos, de emociones, nos afecta a través de las leyes físicas de la naturaleza y sus acontecimientos. Nos coloca igualmente en determinadas condiciones bajo las que debemos actuar.
Nosotros no elegimos dónde, cuándo, con quién, con qué carácter o inclinación íbamos a nacer. No elegimos con quien nos íbamos a encontrar, ni cuál sería el ambiente en el que iríamos a crecer. Con todo, es este conjunto que determina todas nuestras acciones y nuestras reacciones así como sus consecuencias. ¿En dónde se encuentra pues nuestro libre albedrío?
Desgraciadamente no podemos conocer más allá de lo que nuestros sentidos perciben y examinan. Es como si no existiera nada fuera de lo que percibimos. Todo lo que parece existir no vive a menos que lo examinemos y una criatura con sentidos distintos observaría las mismas cosas de una manera totalmente diferente.
Al mismo tiempo, no pensamos que nos falten órganos sensoriales, de la misma manera que no extrañamos tener un sexto dedo en las manos. Así como es imposible explicar lo que es la vista a un ciego de nacimiento, de igual manera nosotros no lograremos descubrir las formas ocultas de la naturaleza con los métodos de investigación que aplicamos hoy en día.
Existe, según la Cabalá, un mundo espiritual que nuestros sentidos no pueden discernir. En su centro, se halla una parte minúscula que corresponde a nuestro universo y nuestro planeta que es su corazón. Este espacio de información, de pensamientos, de emociones, nos afecta a través de las leyes físicas de la naturaleza y sus acontecimientos. Nos coloca igualmente en determinadas condiciones bajo las que debemos actuar.
Nosotros no elegimos dónde, cuándo, con quién, con qué carácter o inclinación íbamos a nacer. No elegimos con quien nos íbamos a encontrar, ni cuál sería el ambiente en el que iríamos a crecer. Con todo, es este conjunto que determina todas nuestras acciones y nuestras reacciones así como sus consecuencias. ¿En dónde se encuentra pues nuestro libre albedrío?
Según la Cabalá hay cuatro clases de conocimiento que es obligatorio adquirir:
La Creación: El estudio de la Creación y de la evolución de los mundos, a saber:
• La forma en que el Creador creó los mundos con sus criaturas por medio de restricciones sucesivas.
• Las leyes de interacción entre el mundo espiritual y el mundo físico y sus consecuencias.
• La meta de la creación del hombre es formar un sistema que le dé la ilusión de tener libre albedrío al asociar el alma al cuerpo y controlarlos por medio de la naturaleza y del aparente factor de la casualidad, todo esto con la ayuda de dos sistemas equilibrados de fuerzas de luz y oscuridad.
La Creación: El estudio de la Creación y de la evolución de los mundos, a saber:
• La forma en que el Creador creó los mundos con sus criaturas por medio de restricciones sucesivas.
• Las leyes de interacción entre el mundo espiritual y el mundo físico y sus consecuencias.
• La meta de la creación del hombre es formar un sistema que le dé la ilusión de tener libre albedrío al asociar el alma al cuerpo y controlarlos por medio de la naturaleza y del aparente factor de la casualidad, todo esto con la ayuda de dos sistemas equilibrados de fuerzas de luz y oscuridad.
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