Los orígenes y la naturaleza de la crisis
¿Cuál es la causa de la crisis? Indiscutiblemente, no sólo el hombre, su salud, y la manera de relacionarse dentro de la sociedad se encuentran en estado crítico. La naturaleza entera avanza hacia una catástrofe junto con el hombre. Por lo tanto, con el fin de comprender los orígenes de la crisis, tenemos que analizar los fundamentos de la naturaleza misma.
El egoísmo es la materia del mundo
Toda materia viviente se compone de diferentes medidas de deseo que deben llenarse de poder, vida y placer. Los grados de deseo que deben satisfacerse han creado varios niveles en la naturaleza: el inanimado, el vegetativo, el animado y el humano, y determinan todos los procesos que ocurren dentro de dichos niveles. Cuanto más elevado el nivel, mayor es la manifestación del deseo, que incluye todos los niveles anteriores. El fenómeno del hombre y su lugar en el mundo se aclara al darnos cuenta de la unidad de la materia en la naturaleza.
La particularidad del egoísmo humano
La particularidad del hombre, en comparación con el resto de la naturaleza, reside no sólo en el poder y las características de sus deseos, sino también en el hecho que los deseos del hombre cambian y evolucionan constantemente, lo que trae consigo el desarrollo de la civilización. Con excepción del hombre, toda la naturaleza consume únicamente lo que requiere para su existencia. El hombre desea más de lo que necesita de comida, sexo y comodidades físicas y particularmente los deseos que le son inherentes sólo a él: riqueza, poder, honor, fama y conocimiento.
Por lo tanto, el deseo por aquellas cosas que son necesarias para la existencia del hombre no se percibe como egoísta. Sólo el egoísmo del hombre es egoísta. El egoísmo humano va en constante aumento, hiperbólicamente. Su crecimiento estimula y determina el progreso de la humanidad, pero al mismo tiempo nos lleva a un callejón sin salida, a una crisis global.
El egoísmo excesivo y creciente del hombre nos lleva a concluir que está incompleto. El egoísmo que domina al hombre lo despoja de instintos que aseguran su supervivencia.
¿Cuál es la causa de la crisis? Indiscutiblemente, no sólo el hombre, su salud, y la manera de relacionarse dentro de la sociedad se encuentran en estado crítico. La naturaleza entera avanza hacia una catástrofe junto con el hombre. Por lo tanto, con el fin de comprender los orígenes de la crisis, tenemos que analizar los fundamentos de la naturaleza misma.
El egoísmo es la materia del mundo
Toda materia viviente se compone de diferentes medidas de deseo que deben llenarse de poder, vida y placer. Los grados de deseo que deben satisfacerse han creado varios niveles en la naturaleza: el inanimado, el vegetativo, el animado y el humano, y determinan todos los procesos que ocurren dentro de dichos niveles. Cuanto más elevado el nivel, mayor es la manifestación del deseo, que incluye todos los niveles anteriores. El fenómeno del hombre y su lugar en el mundo se aclara al darnos cuenta de la unidad de la materia en la naturaleza.
La particularidad del egoísmo humano
La particularidad del hombre, en comparación con el resto de la naturaleza, reside no sólo en el poder y las características de sus deseos, sino también en el hecho que los deseos del hombre cambian y evolucionan constantemente, lo que trae consigo el desarrollo de la civilización. Con excepción del hombre, toda la naturaleza consume únicamente lo que requiere para su existencia. El hombre desea más de lo que necesita de comida, sexo y comodidades físicas y particularmente los deseos que le son inherentes sólo a él: riqueza, poder, honor, fama y conocimiento.
Por lo tanto, el deseo por aquellas cosas que son necesarias para la existencia del hombre no se percibe como egoísta. Sólo el egoísmo del hombre es egoísta. El egoísmo humano va en constante aumento, hiperbólicamente. Su crecimiento estimula y determina el progreso de la humanidad, pero al mismo tiempo nos lleva a un callejón sin salida, a una crisis global.
El egoísmo excesivo y creciente del hombre nos lleva a concluir que está incompleto. El egoísmo que domina al hombre lo despoja de instintos que aseguran su supervivencia.
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