3. Las almas, que son las que reciben el Bien que Él desea hacer (otorgar).
Se le llama Ein Sof porque es la conexión entre Atzmutó y las almas, que nosotros percibimos como “Su deseo de hacer el Bien a Sus creaciones”. No tenemos palabras, excepto para (referirnos a) esa conexión del deseo de disfrutar; y éste implica el inicio del compromiso, y se le llama, “Luz sin un Kli”.
Sin embargo, es allí que empieza la raíz de las criaturas; es decir, la conexión entre el Creador y las criaturas, que se llama “Su deseo de hacer Bien a Sus creaciones”. Este deseo se inicia en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiá.
Todos los mundos en sí mismos se consideran como Luz sin una vasija, respecto de lo cual no existen palabras (para describirlo). Se disciernen como Atzmutó y no los podemos aprehender (alcanzar espiritualmente).
No dudes que allí distinguimos muchos discernimientos. Es porque estos discernimientos se encuentran ahí en potencia. Posteriormente, cuando las almas se presentan, estos discernimientos aparecerán en las almas que reciben las Luces Superiores dependiendo de lo que ellas hayan corregido y arreglado. Por lo tanto, las almas podrán recibirlos, cada una según su habilidad y calificación. Y entonces estos discernimientos aparecen como algo real. Sin embargo, mientras que las almas no alcanzan la Luz Superior, ellos, en sí mismos, se consideran Atzmutó.
Con respecto a las almas, los mundos que éstas reciben son considerados Ein Sof. Esto se debe a que esta conexión entre los mundos y las almas, es decir, lo que los mundos le dan a las almas, se extiende desde el Pensamiento de la Creación, que es una correlación entre las almas y Atzmutó.
Esta conexión se llama Ein Sof. Cuando oramos al Creador y suplicamos Su ayuda para que nos dé lo que deseamos, nos relacionamos con el discernimiento de Ein Sof. Allí radica la raíz de las criaturas, a las que quiere concederles el deleite y el placer que se llama “Su deseo de hacer Bien a Sus creaciones”.
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Se le llama Ein Sof porque es la conexión entre Atzmutó y las almas, que nosotros percibimos como “Su deseo de hacer el Bien a Sus creaciones”. No tenemos palabras, excepto para (referirnos a) esa conexión del deseo de disfrutar; y éste implica el inicio del compromiso, y se le llama, “Luz sin un Kli”.
Sin embargo, es allí que empieza la raíz de las criaturas; es decir, la conexión entre el Creador y las criaturas, que se llama “Su deseo de hacer Bien a Sus creaciones”. Este deseo se inicia en el mundo de Ein Sof y se extiende hasta el mundo de Asiá.
Todos los mundos en sí mismos se consideran como Luz sin una vasija, respecto de lo cual no existen palabras (para describirlo). Se disciernen como Atzmutó y no los podemos aprehender (alcanzar espiritualmente).
No dudes que allí distinguimos muchos discernimientos. Es porque estos discernimientos se encuentran ahí en potencia. Posteriormente, cuando las almas se presentan, estos discernimientos aparecerán en las almas que reciben las Luces Superiores dependiendo de lo que ellas hayan corregido y arreglado. Por lo tanto, las almas podrán recibirlos, cada una según su habilidad y calificación. Y entonces estos discernimientos aparecen como algo real. Sin embargo, mientras que las almas no alcanzan la Luz Superior, ellos, en sí mismos, se consideran Atzmutó.
Con respecto a las almas, los mundos que éstas reciben son considerados Ein Sof. Esto se debe a que esta conexión entre los mundos y las almas, es decir, lo que los mundos le dan a las almas, se extiende desde el Pensamiento de la Creación, que es una correlación entre las almas y Atzmutó.
Esta conexión se llama Ein Sof. Cuando oramos al Creador y suplicamos Su ayuda para que nos dé lo que deseamos, nos relacionamos con el discernimiento de Ein Sof. Allí radica la raíz de las criaturas, a las que quiere concederles el deleite y el placer que se llama “Su deseo de hacer Bien a Sus creaciones”.
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