Las mujeres frecuentan ahora los mismos círculos sociales y tienen el mismo poder que los hombres y en algunos casos hasta más. El resultado de estos factores es que la sensación de vacío y su búsqueda por encontrar satisfacción y felicidad no están ya únicamente relacionadas con la familia o la vida profesional.
Su ego está tan desarrollado que está traspasando los límites de la familia, del lugar de trabajo e inclusive hasta de su nación. Su ego quiere espiritualidad.
Este anhelo que siente por alcanzar plenitud espiritual se ha incrementado durante los últimos quince o veinte años. Antes de la llegada de la generación actual, teníamos algunos casos aislados aquí y allá, pero no eran miles como hoy en día.
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