Todas las creencias que van más allá de los límites de las más
primitivas creencias sobre las fuerzas de la naturaleza, llegan hasta nosotros por la ciencia de la Cabalá, la cual se originó
en la revelación de la Fuerza Superior a Abraham, quien reconoció la relación
entre el Creador y todos los
niveles del deseo.
En el nivel más bajo del deseo, esta relación se revela como
“los regalos”, repartidos por Abraham a los hijos de sus concubinas, a quienes
después envió al Oriente. Este es el origen de las religiones
orientales, que se encuentran muy cercanas a la naturaleza y al cuerpo del
hombre.
En el más alto, más egoísta, el cuarto nivel del deseo, opera
una metodología diferente que Abraham enseñaba a sus
estudiantes, quienes después se convirtieron en el pueblo de Israel (Isra-el,
que significa, “directo al Creador”). Cuando sus discípulos (la nación de
Israel) cayeron del nivel espiritual de otorgamiento y amor por el prójimo,
al egoísmo y el odio mutuo (conocido como la destrucción del Segundo
Templo), entonces en sustitución de la Cabalá, o “la vida con el Creador”, la
gente se adhirió al judaísmo que es “la vida sin la sensación
del Creador”.
Cuando el deseo de la gente se corrigió y se usó para el
otorgamiento y el amor, ellos sintieron al Creador y la Vida Superior dentro
del deseo. Pero cuando el mismo deseo cayó del otorgamiento a la recepción, en
la intención egoísta de “para mi mismo”, la gente empezó a sentir solamente
este mundo. Fue entonces cuando la Cabalá (la sensación, el alcance y
la revelación) fue sustituida por la religión (la fe, el misticismo, la
tradición).
Por lo tanto, la religión del judaísmo es la huella de la
ciencia de la Cabalá y el deseo de otorgamiento en el deseo roto de
recibir (la cuarta capa del deseo). Las chispas del rompimiento cayeron en las
otras capas del deseo, y es así como se formaron la tercera capa, el
Cristianismo y la segunda, el Islam. Estas religiones fueron creadas conforme a
la interpretación de la gente respecto a la huella de
la Cabalá dentro de su deseo egoísta.
También queda claro que según el plan del Creador, la
humanidad debe pasar por estas etapas de su desarrollo egoísta, para comprender
su oposición al Creador, por el principio, “El valor de la luz proviene de la
existencia de las tinieblas”.
Todas las religiones, creencias y credos (hasta 3800 en todo el
mundo) provienen de las diferentes maneras de imaginar al Creador en
el deseo egoísta, en todas sus variaciones.
Y por eso existen en el mundo tal cantidad de propuestas
religiosas y ninguna de ellas entiende a la otra. Se debe a que todas se
derivan de la división de la Cabalá en diversas religiones, el cambio de la
sensación de unidad a la sensación de desunión.
En el pasado, el rompimiento del Nivel Superior, (la caída del
Segundo Templo) originó las relaciones egoístas en la sociedad, una
actitud egoísta del deseo común hacia el Creador, que causó el surgimiento
de todas las religiones y creencias. Sin embargo, si nosotros, quienes tenemos
el punto en el corazón corregimos ahora la conexión entre nosotros a
un nivel más elevado, entonces podremos corregir a las religiones y a
los credos. Todo se volverá parte de la unidad con el Creador.
Ahora, cuando estamos despertando a la revelación espiritual,
nosotros descubrimos la misma y única religión inicial, que también es llamada
“La sabiduría de la Cabalá”. Al mismo tiempo, todos los otros métodos aún
existen: cada individuo puede seguir con ellos de acuerdo a su nivel de
compromiso. Incluso si la persona se ha elevado por encima de ellos y no está
conectada a ellos por la fe, aún, como los cabalistas dicen, nosotros
respetamos sus costumbres, que se han convertido en las culturas de diferentes
personas. Así que siempre hay espacio para ellos. Constituyen el entorno
externo que protege a la persona y crea un cierto marco en el que uno vive.
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