Está escrito que uno debe empezar cada día desde cero. Es como si ayer no hubiera existido, la cuenta comienza de cero. Esto se aplica a todo: quién soy, lo que soy, mi propósito, mi meta, todo lo que existe y se desprende a mí alrededor. Es como si naciera nuevamente sin ningún conocimiento o comprensión preexistentes. ¿Por qué llevar la carga de ayer conmigo? Si estaba en lo correcto o no ¿cuál es la diferencia? Después de todo, eso fue ayer, y el ayer debe ser borrado.
Pero ¿cómo lo hacemos? Lo hacemos leyendo El Libro del Zóhar. ¿Qué tiene ese libro de especial? Este puede concedernos el poder de hacer precisamente eso. Se dice que este poder puede utilizarse para el bien y para el mal, y esto depende de la persona. El Zóhar otorga energía, y mi “máquina” determina cómo utilizar esta energía, si para perjudicarme o beneficiarme.
Por lo tanto, debemos tomar una decisión: ¿cómo queremos utilizar la fuerza que recibimos del Libro del Zóhar? Este poder puede convertirse tanto en Luz retornante, una fuerza buena, remedio o cura o en lo contrario de eso, en un veneno mortal. Todo depende de la persona, es decir en lo que sea que aspira esa persona.
Cuando nos acercamos a la fuente de vida que nos ha creado, desde la cual se generan todas las fuerzas de la vida, eso es lo que llamamos “vida”. Y “muerte” es cuando nos acercamos a nuestro ego y lo seguimos. De hecho, el ego se hizo intencionadamente opuesto al Creador para que nosotros tuviéramos libertad de elección entre ambos. Por lo tanto, al leer El Zóhar, nuestro esfuerzo principal debe estar dirigido hacia la dirección correcta.
Consejo diario para el que está en el camino
(De la 2º parte de la lección diaria de Cabalá del 1/9/12, El Zóhar)
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