Los Reshimot, en términos generales, son
registros, recuerdos de estados pasados. Cada Reshimó (singular
de Reshimot) que experimenta el alma en el transcurso de su sendero
espiritual se va recolectando en un “banco de datos” especial.
Cuando queremos subir la escalera espiritual, los Reshimot forman
nuestro trayecto. Éstos resurgen uno por uno, y nosotros los
revivimos. Cuanto más rápido re-experimentamos cada Reshimó,
mas rápido lo agotamos y nos movemos hacia el siguiente en línea,
el cual siempre se encuentra en un nivel superior en la escalera.
Nosotros no tenemos el poder de cambiar el orden de los Reshimot.
Esto ya ha sido determinado en nuestro camino en descenso. Pero lo que sí
podemos y debemos hacer es determinar qué hacer con cada Reshimó.
Si somos pasivos y simplemente esperamos que pasen, tomará mucho tiempo antes
de que los experimentemos plenamente, sin mencionar el sufrimiento que éstos
podrían causarnos en el proceso. Es por esto que la actitud pasiva se llama “el
camino del sufrimiento”.
Por otro lado, podemos adoptar una actitud activa, tratando cada
uno de los Reshimot como “otro día en la escuela”, haciendo el
esfuerzo de ver qué es lo que el Creador está intentando enseñarnos. Si
simplemente mantenemos presente el hecho que este mundo es una consecuencia de
los acontecimientos espirituales, será suficiente para acelerar
significativamente el paso de los Reshimot. Esta actitud activa es
llamada “el camino de la
Luz”, ya que nuestros esfuerzos nos conectan al Creador, a la
Luz, en lugar de quedarnos estancados en nuestro estado presente, que es lo que
sucede con la actitud pasiva.
En realidad, no es necesario tener éxito en nuestros
esfuerzos; el esfuerzo en sí es suficiente. Al incrementar nuestros
deseos de ser como el Creador (altruistas), nos ligamos a estados superiores y
más espirituales.
El proceso del progreso espiritual es muy parecido a la manera
de aprender de los niños; es básicamente un proceso de imitar a los adultos.
Aunque no sepan lo que estén haciendo, al imitarlos constantemente, se crea en
los niños el deseo de aprender.
Nota : No es lo que saben lo que promueve su
crecimiento, sino el simple hecho que quieren saber. El deseo de
saber es suficiente para despertar en ellos el siguiente Reshimó, en
el que ya saben.
Examinémoslo desde otro ángulo: Inicialmente, el hecho que ellos
querían saber no era por su propia elección, sino porque el presente Reshimó se
había agotado, causando que el próximo en línea “quisiera” hacerse notar. Por
lo tanto, para que el niño lo descubriera, el Reshimó tenía
que despertar en él un deseo de conocerlo [al Reshimó ].
Ésta es exactamente la forma en que los Reshimot espirituales
funcionan con nosotros. En realidad, no estamos aprendiendo nada nuevo en este
mundo o en el espiritual; simplemente estamos ascendiendo “de regreso” al
futuro.
Si queremos ser más otorgantes, como lo es el Creador, tenemos
que examinarnos constantemente a nosotros mismos, y ver si concordamos con la
descripción que consideramos espiritual (altruista). De esta manera, nuestro
deseo de ser altruistas nos ayudará a desarrollar una percepción más precisa y
detallada de nosotros mismos, en comparación con el Creador.
Si no queremos ser egoístas, nuestros deseos evocarán los Reshimot que
nos muestren lo que significa ser más altruistas. Cada vez que decidamos que no
queremos usar éste u otro deseo de manera egoísta, el Reshimó de
ese estado se considera que ya ha completado su tarea, dejando espacio para el
próximo. Ésta es la única corrección que se nos pide realizar. El cabalista
Yehuda Ashlag expresa este principio con las palabras siguientes: “...que al
odiar el mal [el egoísmo] fervientemente, [éste] se corrige”.
Luego continúa su explicación: “...si dos individuos se percatan
de que cada uno de ellos odia lo que es odiado por su amigo, y ama todo y a
quienes su amigo ama, entonces, llegan a una unión perpetua, como una estaca
que nunca caerá. Por lo tanto, puesto que el Creador ama la entrega, también
los de abajo tienen que adaptarse al deseo de otorgar, únicamente. De igual
forma, el Creador odia ser el que recibe, ya que es completamente pleno y
perfecto, y no necesita nada. Asimismo, el hombre también tiene que odiar lo
relacionado con la recepción para sí mismo. Resulta de todo lo dicho que uno
tiene que odiar amargamente al deseo de recibir, ya que todas las ruinas del
mundo resultan sólo del deseo de recibir. Y por medio del odio, uno lo corrige”.
(Por Rav Dr. Michael Laitman, "Cabalá para Aprendices")
Material relacionado:
Reshimot- su significado en espiritualidad
0 comentarios:
Publicar un comentario